Este 8 de octubre se celebró el Día de las profesoras y los profesores de Educación física, lo que permite proponer algunas reflexiones en torno a los actores que lideran este proceso y la asignatura como un área significativa en el desarrollo humano de las personas. Reflexiones que apuntan a la formación docente y la riqueza de un área que en la plenitud del siglo XXI muestra su trascendencia y necesidad de que esas experiencias se transfieran a la vida adulta. De ahí la necesidad de una Educación Física para la vida.
Quien asume la enseñanza se obliga al compromiso y responsabilidad social de formarse en el liderazgo de promover una Educación Física que de relevancia al cuerpo y sus posibilidades infinitas en el desarrollo integral. Hablar de educación integral es ser consciente que sobre el cuerpo se edifican, además de los procesos físicos y fisiológicos, las capacidades, habilidades y destrezas, procesos psicológicos, sociales y axiológicos, que ayudan a construir identidad, apropiación del mundo a través de los sentidos durante los juegos y deportes; valorar el esfuerzo, conocer las limitaciones y potencialidades desde el deporte educativo; disfrutando el placer de la victoria y afrontando la frustración en la derrota.
La clase de Educación Física es el escenario donde se tejen experiencias y se da el encuentro de los actores, maestros y estudiantes. El docente facilita experiencias y el estudiante abre su interés a las actividades lúdicas, deporte educativo y competencia, desde una educación psicomotriz hasta la asunción del derrotero de una praxis recreativa o deportiva, que resalte el talento y esa vocación “recreativa”, en palabras de Ortega y Gasset, en el deporte.
Por su parte, las universidades que brindan los espacios de certificación están obligadas a repensar los procesos de formación, revisando y enfatizando en sus cartas de navegación necesidades y tendencias de este nuevo siglo en el área de Educación física que el profesional tendrá que capacitarse y en lo que desean las comunidades educativas dejando claro en sus enfoques pedagógicos que la clase de Educación Física no es entrenamiento deportivo, a pesar que las tendencias muestran que muchos profesionales se autodenominan entrenadores sin especializarse en los estudios pertinentes. Hay que insistir en la formación de los nuevos profesores de Educación Física y fortalecerlos en temáticas cuya base es el cuerpo en relación con las sinergias que afectan la dimensión psicológica y social. Ayudarles a comprender el alcance de la asignatura y sus distintos enfoques epistemológicos es un proceso que requiere comprensión de los tres conceptos que aparecen en los informes escolares: Educación física, recreación y deporte; tres conceptos abordando la dimensión física y promoviendo el desarrollo de la inteligencia kinésico – motriz, puestos a prueba con el protagonismo de un cuerpo pensante a través de la corporeidad en las relaciones de tiempo y espacio.
Al final, se busca promover una cultura física para una sociedad educada, donde se anime el desarrollo de la autonomía hacia el autocuidado, la salud física, el protagonismo en el tiempo libre a través del deporte educativo y, por qué no, descubrir las potencialidades deportivas de los escolares, acompañándoles en su incursión hacia el deporte competitivo.
Pero el profesor de Educación Física es el héroe que libra batallas históricas desde el siglo pasado, su lucha ha sido de muchos años, más que los narrados por Homero en la guerra de Troya y el regreso de Ulises juntos. Hay que reconocer en el profesor de Educación Física la persistencia que lo motiva a no claudicar. Me refiero especialmente a ese profesor que labora en los planteles educativos estatales. Que soporta la indiferencia del estado para legitimar las plazas en la educación prescolar y primaria, negándoles a los escolares la oportunidad de un desarrollo motor óptimo; indiferencia que persiste en violentar una praxis de la motricidad a temprana edad, ignorando los aportes científicos que relevan el desarrollo motor y su relación con los procesos cognitivos estudiados por psicólogos ineludibles en la formación académica de los maestros, Piaget y Vygotsky.
Me refiero especialmente a ese profesor que labora en los planteles educativos estatales. Que soporta la indiferencia del estado para legitimar las plazas en la educación prescolar y primaria, negándoles a los escolares la oportunidad de un desarrollo motor óptimo; indiferencia que persiste en violentar una praxis de la motricidad a temprana edad, ignorando los aportes científicos que relevan el desarrollo motor y su relación con los procesos cognitivos estudiados por psicólogos ineludibles en la formación académica de los maestros, Piaget y Vygotsky.
El educador físico es el héroe buscando escenarios físicos para el desarrollo de sus clases. Muchas escuelas no tienen esos espacios, y si los hay son insuficientes y limitados. Esta carencia es una constante arrastrada desde el siglo pasado, convirtiéndose en una patología social, en palabras de Manfred Max Neef, refiriéndose al espacio, a un estar donde se interactúa y se tejen relaciones para encaminarse hacia un llegar a ser apto físicamente. Sin embargo, no se da por vencido el profesor de Educación Física y usa su creatividad, sorteando dificultades y creando espacios, así como nunca se dejó vencer Ulises ante las adversidades en su regreso a Ítaca.
El profesor de Educación Física promueve la salud física y reflexiona a partir de su praxis con sus estudiantes sobre los estragos del sedentarismo, el uso patológico de la tecnología, esa incapacidad para moverse de las personas por falta de espacios, la inseguridad de los entornos y la carencia de programas alternativos en el tiempo extraescolar, que contempla la ley 181, ley del deporte. Ello implica elegir una didáctica convincente que motive la sensibilidad de los escolares, ayudándoles en su desarrollo a partir del ahora hacia una vida futura. En ese sentido, el profesor de Educación Física empoderado, exige, experimenta y propone acciones, recurriendo a su creatividad e inteligencia, igual que lo hizo Ulises con su imaginación al proponer la estratagema del Caballo de Troya para vencer al enemigo.
Desde una perspectiva existencial y psicomotriz el profesor de Educación Física acompaña a los estudiantes en el desarrollo de la motricidad humana. Por ejemplo, desde la Pirámide de Necesidades de Maslow, el cuerpo es el eje central del movimiento, que experimenta la necesidad de motricidad desde los reflejos hasta la conciencia de moverse a voluntad en la espontaneidad del juego o el aprendizaje consciente de la técnica deportiva. Estas prácticas se convierten en sistema protector del aparato locomotor afrontando imprevistos de la cotidianidad, esfuerzos y limitaciones. Desde la corporeidad se construyen autoestima, aceptación de sí mismo, seguridad, se estimula el espíritu agonístico, motivación hacia las prácticas recredeportivas. A través de las actividades motrices, recreativas y deportivas los estudiantes satisfacen su necesidad de reconocimiento y aceptación en la clase de Educación Física, en el deporte escolar y comunitario, el deporte recreativo y competitivo. Al final, Maslow estaría satisfecho que el estudiante sea apto para las actividades físicas, ser apto; sea apto para una práctica deportiva exigente y competitiva, ser deportista; sea apto para tener alternativas de recreación en el tiempo libre, ser lúdico, ser Homo Ludens, afianzaría Huizinga: así culminaría un proceso de autorrealización humana, en la cima de la pirámide, desde la corporeidad a través de la Educación física.
En el ejercicio de la profesión, los profesores de Educación Física buscan el desarrollo de la conciencia motriz de sus estudiantes a través de experiencias que los guíen a la construcción de un cuerpo pensante. A resolver situaciones motrices creativamente, con autonomía e interpretación la realidad, sugeridas por la pregunta socrática del maestro que invita a pensar por sí mismo, evitando copiar modelos, señala Leboulch, en sus tratados de psicomotricidad.
En este cuarto de siglo que transcurre enfrentamos una serie de imprevistos y situaciones reincidentes. La sociedad de consumo continúa manipulando la conciencia ingenua de la gente; la tecnología atrapa y aliena a las personas que les cuesta autorregularse; el cambio climático es una realidad que se siente y avanza progresivamente. Las ciudades del bienestar son utopías y ejemplos de carencias, especialmente en políticas deportivas y culturales, todavía de espaldas a la constitución de 1991; también la creciente inseguridad de los barrios y vecindarios son amenazas, impidiendo oportunidades.
Ante ese panorama, los profesores de Educación Física se esfuerzan, persistiendo en sus propósitos, sin pesimismo, pero incrédulos ante los Intercolegiados de breve duración que muy poco estimulan la participación; o programas de gobierno que aumentan el escepticismo con sus promesas; o reuniones teñidas de falsos acuerdos que testimonian el instante fotográfico, pero no el compromiso y acciones de los gobiernos que todos anhelan. A propósito, dice Byung Chul Han: “En una situación así, solo la esperanza nos permitiría recuperar una vida en la que vivir sea más que sobrevivir. Ella despliega todo un horizonte de sentido, capaz de reanimar y alentar a la vida. Ella nos regala el futuro… La esperanza es la única que nos hace ponernos en camino. Nos brinda sentido y orientación…”, es la esperanza que guía el entusiasmo de maestros de Educación física desde el siglo pasado sin desfallecer y dejar de persistir; un siglo anunciándonos la riqueza del conocimiento, pero también el derecho a una formación integral que merecen los seres humanos.
Esperanzas transmitidas a las nuevas generaciones de profesores de la Educación Física, a pesar de los obstáculos. “Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, …aprender es recordar…Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para algunos de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo”, afirma García Márquez. Marca un derrotero para descubrir el talento y vocación de los estudiantes, ayudándoles a encontrar sentido a la existencia y un profundo amor a la vida, descubriéndose. No es fácil, porque nunca la praxis de esta área lo ha sido. Más allá de las obras homéricas, La Ilíada y la Odisea, los Ulises de la motricidad humana continúan obsesivos en un viaje heroico plagado de incertidumbres bajo la omnipotencia de los dioses, rebelándose al destino. Se ven a diario, como quijotes, soñadores, incluso los tildan de locos al verlos inventando una pista atlética en una calle, improvisar una cancha en una plaza, recurrir con entusiasmo e imaginación al deporte recreativo donde juegan un número inusual; son los molinos de viento que nadie ve, pero que los niños se gozan con imaginación ante la extrañeza de los adultos y la delicia del maestro.
Sabes que pasó en el Oriental donde culminé el bachillerato, te cuento. Había un campo de fútbol y la sellaron con una estructura de cemento, aulas, para evitar que resucite. La educación física no es importante ni para el gobernador ni para el alcalde. Se acabaron los intercursos. Se murió el hombre, hermano.