Son doblemente cuestionables quienes pretender ser paladines de la honestidad y pulcritud, no siéndolo
Decía el difunto Luis Carlo Galán que a Colombia no la está matando el narcotráfico, ni las bandas criminales, ni la corrupción, sino la doble moral. La certeza de esa afirmación la vemos hoy más que nunca en el actuar de dirigentes locales y nacionales que caen en ese pecado que es la doble moral; es decir, el engaño a sí mismos y a los demás de no reconocer lo que son, si son una cosa o son la otra, si son honestos o son deshonestos, y eso es lo que nos está matando. Desde hace unos años, desde que venimos liderando un proceso social y político en Soledad, nos ha tocado enfrentarnos y desenmascarar a personajes de este tipo. En especial a cierto dirigente que en los cuatro años anteriores se dedicó a esparcir a los cuatro vientos la palabra honesto y mantuvo a los habitantes de Soledad engañados y haciéndoles creer lo que no era. Hoy, cuando ya le es imposible ocultar la gran riqueza repentina que está disfrutando en otros países junto a los suyos, el tiempo nos da la razón al mostrar que esa palabra era sólo un delgado telón tras el que se ocultó él y su familia para enriquecerse con el erario público.
No quiere esto decir que al corrupto o bandido deba aplaudírsele cuando se muestre tal como es, si no que son doblemente cuestionables quienes pretender ser paladines de la honestidad y pulcritud, no siéndolo. En el pasado cuatrienio municipal muchos quizás vivieron engañado ante la careta de la honestidad que propagaban en todas direcciones como si sólo la practicara quien estaba en ese entonces en la alcaldía. Hoy, ante esa evidencia que ya no puede ocultar, el tiempo ha terminado por darnos la razón en nuestras denuncias.
En el arte de la política, donde sumar dos más dos no siempre da cuatro, cuando te descubren el juego de caretas de la doble moral terminas siendo objeto de burlas y víctima del escarnio público. Algo que también les está sucediendo a varios expresidentes y a la mayoría de dirigentes de partidos políticos que han perdido la credibilidad ante la opinión pública y se han vuelto objetos de burla y hasta de odio porque no hay correspondencia entre lo que dicen y lo que hacen. Parece ser que lo más fácil es simular y ocultarse tras una máscara de doble moral, ser un bellaco con la gente que lo rodea a uno o que lo pueden llegar a querer. Pero esas personas que se ocultan tras esa máscara terminan descubiertas y tarde o temprano van a ser detestadas y mandadas al rincón del olvido.
“Esos aduladores y malos consejeros no son capaces o no les interesa dar un consejo oportuno, una indicación a tiempo o un análisis desinteresado de las situaciones que se le presentan a los gobernantes”.
Los falsos líderes o políticos no cometen su simulación en solitario. A sus equipos de trabajo suelen llegar personas practicantes también de esa detestable doble moral. Es fácil distinguir a este tipo de acompañante por formar una especie de coro de aduladores que con sus informaciones direccionadas en provecho propio le hacen ver al líder una realidad distorsionada en el ejercicio de la administración, por lo cual el gobernante termina tomando malas decisiones que dan al traste hasta con los mejores planes de gobierno. Esos aduladores y malos consejeros no son capaces o no les interesa dar un consejo oportuno, una indicación a tiempo o un análisis desinteresado de las situaciones que se le presentan a los gobernantes. Este tipo de acompañantes, como practicantes también de la doble moral, se acercan a un líder para satisfacer ambiciones personales y en búsqueda de cualquier oportunidad de enriquecimiento fácil y rápido sin importar la real situación de la ciudad o el país. Por eso podemos decir que esos que rodean a un político o mandatario son también responsables de que se vayan a pique proyectos a corto o largo plazo en las administraciones. Lo vemos con frecuencia en tantos planes y proyectos llevados a la mínima expresión al no haber coherencia entre los grupos de trabajo y su líder.
Siempre he sostenido que quienes acompañen a un líder deben ser también buenas personas, decididos y, sobre todo, de buena fe para trabajar por el bien común. Las derrotas de los grandes líderes y políticos generalmente se dan por no saber rodearse de personas que les digan las cosas de frente, aunque esto genere incomodidad.
La credibilidad es un artículo de primera necesidad para ganarte el respeto de amigos y oponentes. Puede uno equivocarse de buena fe, pero cuando es adrede, de mala fe, te van a cobrar por que ésta no tiene vuelta de hoja y el tiempo lo revela. En política es lo mismo, tarde o temprano te la van a cobrar porque todo te pasa factura, nada te pasa gratis.
La postura de vender lo que en verdad eres tal vez te traiga animadversiones y ataques, pero la vida misma te va a mostrar que es la mejor decisión. Te van a querer o te van a odiar, pero tendrás cojones para de mirar a los ojos a las personas cuando hablas. La sinceridad, es decir, ser fiel a lo que eres también tiene un costo que hay que pagar.
Esa es la experiencia que quiero compartir en esta columna de hoy.
Excelente Dr Yuri, los comites de aplausos, en nada benefician a un gobernante, lider político, social, comunal o empresarial.
Muy buena columna mi estimado dr….lo felicito!!!!
Totalmente de acuerdo Dr Yuri los comités de aplausos en nada ayudan a un gobernante, lider politico, empresarial, social o comunal generalmente los hacen incurrir en errores difíciles de resarcir.
Genial compañero!!, lo felicito por esa opinión tan crítica y veraz.
Sacar esta columna en tiempos donde se han desarrollados hechos el cual atacan a la administracion actual es un alerta que dabemos atender arropando y mostrando con buenos argumentos las cosas que se estan haciendo con amor y responsabilidad para dejar en alto a nuestro Municipio
Muy buena radiografía de lo que es ser una persona de doble moral; ahora que están buscando en esta administración que ya los tiene identificado.