La educación y su crisis

Desde una perspectiva pedagógica, la educación se concibe como parte de un sistema compuesto por diversos elementos interdependientes, semejante al funcionamiento de un engranaje.  Dicha crisis podría tener su origen en que uno o varios de estos elementos no estarían respondiendo adecuadamente a las necesidades educativas actuales. 

La educación se entiende como un proceso socializador que busca la adaptación e integración del individuo a su entorno, a través de la adquisición de los elementos fundamentales de la cultura, como el lenguaje, las habilidades, las costumbres, las actitudes, las normas y los valores. En tanto que la pedagogía es la disciplina o cienciaque estudia la educación y el proceso de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo de mejorar la calidad educativa y promover el desarrollo integral de las personas.

La didáctica es una rama de la pedagogía enfocada en el estudio de los métodos, técnicas y estrategias que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su propósito es optimizar dicho proceso, facilitando que los estudiantes adquieran conocimientos y desarrollen habilidades y destrezas de manera efectiva. Aunque estrechamente vinculada con la didáctica, la práctica docente se refiere a la labor que realiza el profesor en distintos escenarios de aprendizaje —como el aula, el laboratorio o el taller— con el objetivo de enseñar, orientar y acompañar a los estudiantes. Esta práctica constituye un componente fundamental del proceso educativo.

Una institución educativa es un espacio organizado y estructurado con el propósito de ofrecer servicios de formación en los distintos niveles del sistema educativo: preescolar, básica, media y superior. Estas instituciones pueden ser de carácter público o privado, y su misión fundamental es contribuir al desarrollo integral de las personas, no solo en términos cognitivos, sino también en lo ético, social, emocional y ciudadano. El proceso educativo dentro de una institución no se limita a la simple transmisión de conocimientos, sino que busca fomentar habilidades, competencias y valores, que permitan a los estudiantes desenvolverse de manera crítica y responsable en la sociedad.

Asimismo, las modalidades de formación hacen referencia a las diversas formas en que se puede organizar y llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Entre las principales se encuentran la modalidad presencial —donde la interacción entre docentes y estudiantes ocurre en un espacio físico común—, la semipresencial —que combina encuentros presenciales con actividades virtuales o autónomas—, la modalidad a distancia —basada principalmente en el uso de medios tecnológicos para el aprendizaje sin necesidad de coincidencia física— y la modalidad dual —que articula la formación académica con experiencias prácticas en entornos laborales reales—.Cada modalidad responde a distintas necesidades educativas, contextos sociales y avances tecnológicos, permitiendo así una mayor flexibilidad y accesibilidad en los procesos formativos.

La formación integral es un proceso educativo orientado al desarrollo pleno y armónico de todas las dimensiones del ser humano: intelectual, emocional, social, ética, física y espiritual. Este enfoque reconoce que la educación no debe centrarse únicamente en la transmisión de conocimientos académicos, sino también en la formación de personas autónomas, críticas, responsables y comprometidas con su entorno.

A través de la formación integral, se busca que los individuos no solo “sepan”, sino que también “sepan ser”, “sepan hacer” y “sepan convivir”. En este sentido, se promueve el desarrollo de habilidades cognitivas (aprender a aprender), competencias prácticas (aprender a hacer), actitudes y valores (aprender a ser), así como capacidades para relacionarse de forma respetuosa y colaborativa con los demás (aprender a convivir).

Este modelo formativo responde a las necesidades de un mundo cambiante y complejo, en el que se requiere de personas capaces de adaptarse, innovar y actuar con sentido ético y compromiso social. La formación integral, por tanto, no solo prepara para el ámbito académico o laboral, sino también para la vida, fortaleciendo la construcción de proyectos personales y colectivos con sentido humano.

El término crisis hace referencia a una situación de cambio profundo que afecta de manera significativa el desarrollo normal de un proceso, generando consecuencias que pueden ser tanto negativas como transformadoras. A continuación nos enfocaremos en la crisis que atraviesa actualmente el ámbito educativo, un fenómeno complejo que refleja múltiples desafíos estructurales, pedagógicos y sociales.

A través de la formación integral, se busca que los individuos no solo “sepan”, sino que también “sepan ser”, “sepan hacer” y “sepan convivir”. En este sentido, se promueve el desarrollo de habilidades cognitivas (aprender a aprender), competencias prácticas (aprender a hacer), actitudes y valores (aprender a ser), así como capacidades para relacionarse de forma respetuosa y colaborativa con los demás (aprender a convivir).

Entre los factores más relevantes que caracterizan esta crisis educativa se encuentran la insuficiente inversión en el sector, así como la ineficiencia en el uso de los recursos disponibles, lo que limita la calidad y cobertura del servicio educativo. A esto se suma una distribución desigual de dichos recursos, lo cual profundiza las brechas entre contextos urbanos y rurales, entre educación pública y privada, y entre distintos grupos socioeconómicos.

Asimismo, se evidencian debilidades en la formulación e implementación de políticas educativas, muchas veces desconectadas de la realidad de los territorios y de las necesidades del presente siglo. Los planes de estudio, en numerosos casos, resultan obsoletos o poco pertinentes, al no responder a los cambios culturales, tecnológicos y laborales que definen el mundo actual. Por otro lado, persisten deficiencias en los métodos de enseñanza, que en muchos contextos siguen anclados a prácticas tradicionales, centradas en la transmisión de contenidos y la memorización mecánica, dejando de lado el pensamiento crítico, la creatividad, el trabajo colaborativo y el aprendizaje significativo.

Esta crisis, por tanto, no solo evidencia fallas estructurales, sino que también invita a una profunda reflexión sobre el propósito y el sentido de la educación en nuestras sociedades. En lugar de considerarla únicamente como un problema, puede verse también como una oportunidad para repensar el sistema educativo, transformarlo y adaptarlo a los desafíos del presente y del futuro.

Los problemas derivados de la crisis educativa están profundamente interconectados con factores sociales, económicos y culturales que afectan de manera estructural a las sociedades. La deficiencia en la calidad y cobertura de la educación contribuye al mantenimiento de la pobreza, al limitar las posibilidades de desarrollo personal y colectivo. La falta de acceso equitativo a una educación de calidad perpetúa las desigualdades sociales, reproduciendo condiciones de exclusión y marginación, especialmente entre las poblaciones más vulnerables. Además, una educación deficiente o inaccesible favorece la reproducción de la ignorancia, al impedir que las personas desarrollen pensamiento crítico, habilidades para la vida y capacidades para participar activamente en la construcción de sociedades justas y democráticas.

 Esta situación también está vinculada a fenómenos globales como los procesos migratorios masivos, especialmente desde países empobrecidos hacia naciones más desarrolladas. Muchas veces, las personas migran no solo por razones económicas o de seguridad, sino también en busca de mejores oportunidades educativas para ellas y sus familias. La crisis educativa, al limitar las posibilidades de progreso en el país de origen, actúa como un factor de expulsión, intensificando los flujos migratorios. Esta dinámica refleja un círculo vicioso en el que la falta de inversión en educación y las desigualdades estructurales no solo afectan el presente de millones de personas, sino que también comprometen el futuro de generaciones enteras.

En Colombia, al revisar algunos datos presentados en la última edición de la revista Dinero, se evidencian señales preocupantes en el panorama educativo. En las Pruebas Saber, se registró una disminución de 50.000 estudiantes que no presentaron el examen, a pesar de que el puntaje promedio subió dos puntos en 2024. Persiste una marcada brecha entre el desempeño del sector rural y el urbano, lo que refleja desigualdades estructurales en el acceso y la calidad de la educación. Además, entre 2019 y 2024, se cerraron aproximadamente 6.200 colegios, principalmente privados, pertenecientes a sectores de clase media y baja.

Otro fenómeno preocupante es el éxodo de aproximadamente 400.000 jóvenes que han salido del país en busca de mejores oportunidades, lo que debilita aún más el sistema educativo y el capital humano nacional. A esto se suma la caída en la tasa de natalidad, que obliga a la reconfiguración de toda la estructura del sistema educativo. Según cifras del DANE, en 2024 se registraron 445.000 nacimientos, lo que representa una disminución del 13 %. Esta tendencia obliga al país a prepararse para una futura reducción en la demanda de educación preescolar y primaria, lo cual tendrá implicaciones tanto en la planificación como en la financiación del sector.

Frente a estos desafíos, han surgido diversas propuestas orientadas a transformar y mejorar la calidad de la educación. Muchas de ellas buscan otorgar un papel más activo y protagónico a los estudiantes, dándoles voz en su proceso formativo y reconociendo su capacidad para participar en la construcción del conocimiento. Se plantea también la necesidad de abrir el aula a múltiples perspectivas, proponer desafíos significativos que estimulen el pensamiento crítico, trabajar de manera intencionada las emociones y avanzar más allá del simple dominio de contenidos curriculares.

También, se destaca la importancia de integrar de manera efectiva las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), así como la inteligencia artificial, como herramientas que pueden enriquecer el aprendizaje y hacerlo más pertinente al contexto actual. Entre otras estrategias clave se encuentran el fomento del hábito de la lectura desde edades tempranas, y la promoción del trabajo colaborativo como una forma de desarrollar habilidades sociales y comunicativas, para la resolución conjunta de problemas del presente.

4 thoughts on “La educación y su crisis

  1. Excelente reflexión, hacer de la crisis una oportunidad de cambio es muy significativo para resignificar la educación

  2. LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN, COMO LO INDICAS, TIENE MUCHAS ARISTAS. ES TRISTE INFERIR QUE CON TANTA TECNOLOGÍA, NO SIEMPRE BIEN ORIENTADA, NUESTROS JÓVENES SE DESVÍAN DE LO EDUCATIVO QUE PUEDEN SER LAS REDES, EL CELULAR, MEDIOS ESTOS UTILIZADOS INDISCRIMINADAMENTE GENERANDO MÁS VICIOS QUE HÁBITOS. EL NIÑO Y JOVEN, ADEMÁS, REQUIEREN DEL APOYO FAMILIAR EN SUS SUEÑOS Y LAS VOCACIONES POSIBLES. HE VIVIDO EXPERIENCIAS SIGNIFICATIVAS CON ESTUDIANTES EN PROCESOS DE LECTO ESCRITURA, EN FACILITARLES TEXTOS, ORIENTARLOS EN LECTURAS; Y ESOS ESPACIOS ÍNTIMOS PERMITEN DARSE CUENTA DE LOS IMAGINARIOS Y ASPIRACIONES, DE LOS FRACASOS Y LA FALTA DE CONVICCIÓN. NUESTRO NIÑO Y JOVEN DE HOY REQUIEREN ACOMPAÑAMIENTO DE LA FAMILIA Y DE LOS MAESTROS DE LA ESCUELA. CREO QUE LA TECNOLOGÍA Y ADELANTOS ACADÉMICOS SON IMPORTANTES, PERO MUCHO MÁS LO ES LA CONFIANZA BRINDADA QUE LES PERMITA CRECER SIN JUZGARLOS, SINO APOYÁNDOLOS EN SU PROCESO DE REDESCUBRIMIENTO. MUCHAS VECES LA ESCUELA ESTÁ DE ESPALDA A LA REALIDAD, COMO DEJAS ENTREVER. ESTAMOS URGIDOS, ANSIOSOS, NO NOS GOZAMOS EL TIEMPO DE ENSEÑAR, DE DETENERNOS EN LOS DETALLES; NOS APURAMOS Y ESTRESAMOS TRATANDO DE ENSEÑAR TODO UN PROGRAMA Y NO ENFATIZAMOS, POR EJEMPLO, EN LAS HABILIDADES COMUNICATIVAS (LEER, ESCRIBIR, HABLAR Y ESCUCHAR). A PARTIR DE AHÍ PUEDE GENERARSE CONVIVENCIA, NUEVAS LECTURAS DE LA REALIDAD, UNA SENSIBILIDAD Y UN ESTUDIANTE MÁS EMPÁTICO. TU TEXTO DETALLA UNA CRISIS QUE MUESTRA ESTANCAMIENTO PARA MUCHOS SECTORES VULNERABLES DE NUESTRA REGIÓN, CIUDAD O PAÍS.

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