Soy una apasionada al fútbol, cada persona que me conoce lo sabe, de hecho sé por qué lo soy. Mi padre Edinson Barceló, un abogado veterano y amante de cualquier tema trivial, apasionado de la historia, la esencia de la naturaleza de nuestros ancestros y como no, aficionado al fútbol. Fue el creador de dicha pasión.
Ahí nació mi amor por ese deporte, mi padre que sin saber por qué me seguía en mis caprichos por el Junior de Barranquilla a mis 14 años, por un lado, siempre supe que era de sus cosas favoritas, y claro, sabía que siempre se ha declarado y descrito como un hombre talentoso para el manejo del balón. Aun así, no fue hasta que me pidió realizar un escrito sobre este tema que me atreví a preguntar si en su juventud soñó alguna vez con jugar fútbol profesionalmente.
Un poco desbordado y emocionado como siempre, por internarse en su mente y recordar sus mejores momentos de diversión con el balón, recibí un audio de trece minutos y medio contándome las razones por las que decidió no hacerlo.
Comenzó a los 14 años a jugarlo competitivamente, en equipos y por apuestas con sus amigos de barrio. Equipos como el bolivariano, en el que recuerda su debut en la cancha Antonio Ramón Moreno del barrio Porvenir de Soledad, piensa en los pocos recursos técnicos que tenía ese equipo, en comparación con otros que llevaban una equipación deportiva completa. Su primer partido tuvo como resultado un empate a uno, donde como no podía ser de otra manera él fue el jugador determinante. Su compañero, ya difunto Yimmy Sandoval; en un contra golpe le entrega un pase profundo a Edinson Barceló y él remata sobre la marcha y marca el gol que declaraba el empate sobre el marcador.
Ridículamente, su siguiente equipo competitivo fue el Barcelona del barrio Salamanca de Soledad, dirigido deportivamente por el señor Roberto Martínez y con el señor Aguntín Garizábalo, como director técnico, este último lo conozco como amigo íntimo y reconocido como el mejor cazatalentos de Colombia y del deportivo Cali, llevando grandes apuestas al exterior y a nuestra selección Colombia. Lo llame ridículo porque el nombre de este conjunto es el mismo del de mi equipo favorito, el Barcelona de España y su emulo el gran Real Madrid el favorito de mi padre. Gracioso pues su pasado debió haberle llevado por otro rumbo.
Siguió su paso por la liga Atlántico de la mano del señor Aniano Iglesias, quien igualmente lo acompaño hasta el JJB, un equipo llamado así por el nombre del almacén que lo patrocinaba. Luego por el camino aparece el señor Marcos Coll, el importantísimo jugador de selección Colombia, único anotador de un gol olímpico conseguido en mundiales, precisamente en el de Chile del año 1962, él lo llevó al Sporting de barranquilla en segunda división, unas de las competencias más serias y competitivas en las que participó. Terminó en un torneo juvenil de Coca Cola a nivel nacional, representando a la selección Atlántico; como él lo llama ¡Fue todo un honor llevar la camiseta roja y blanca! Que ahora ha perdido interés por los nuevos buscadores de sueños futbolísticos en el Atlántico.
Desechó su sueño después de este pequeño recorrido, por una beca para estudiar derecho en la universidad Simón Bolívar de Barranquilla, dicha beca sostenida jugando aún al fútbol, después de ver un cartel en primer semestre para hacerlo. Decidió hacerlo porque en la época del ochenta como se conoce históricamente, fue una era manchada por el narcotráfico en el fútbol profesional Colombiano. Un sueño perdido de un joven que lo llama y lo reconoce como una época en la que se perdió una generación talentosa en el deporte gracias al narcotráfico. El Sporting de segunda división manchado por este turbio negocio, lo alejo definitivamente de luchar y alcanzar ese sueño.
Jugó fútbol hasta noveno semestre y desde entonces ejerció su carrera como abogado, esposo y padre de familia, donde al fin entro yo en su historia y me regala una pasión heredada por amor al fútbol, sin saber hasta hace dos días que su sueño había sido ser un jugador más; como cada uno de esos niños y jóvenes de su época que soñaban con ser el nuevo pelé, Maradona, Van basten, johan Cruyff o como el soñó… ser como su ídolo Paul Breitner.
Buenas tardes Laura Barceló
Que buena historia as dejado en esas hermosas líneas plasmada con mucho amor y honor hacia tu padre, imagino que debió ser un tiempo de felicidad para el en haber pasado por todas esas etapas de su bella vida y sin duda arrastra esos bellos recuerdos en cuanto a sus momentos de triunfos y compartir junto a esos seres queridos para su vida.
Te felicito por enaltecer esas etapas importantes para el
Le envío un fuerte abrazo