¿Se degrada la cultura caribe con el mal humor?

“¡Eso del racismo, hermano, está en ná!”.Ruben Blades. Ligia Elena.

Cuando el lenguaje se corrompe, es signo evidente que se degrada la cultura. Este pensamiento, que comparto, es de mi amigo, el artista plástico, Raffí Neme, quien me lo expresó, recientemente, a raíz de las declaraciones públicas por redes sociales de los hermanos Zuleta, cantante y  humorista vallenatos, sobre sus preferencias sexuales y que involucran a “chinitas” de la etnia wayyu.

Al respecto de la mal llamada entrevista del “cuenta-chiste” con un supuesto palabrero, la periodista Claudia Palacios, en su columna titulada “con el falo por cerebro” (El Tiempo 27/5/2020), calificó tal conducta como “indignante, asquerosa y aberrante”, adjetivos que también comparto. Y agregó que: “el lenguaje, tono y gestos morbosos no dejan lugar a duda de que aquel intercambio no fue un performance de humor”. La entrevista se filmó y existe un video viral en redes.

Y otro columnista bogotano, esta vez Gabriel Cifuentes, en la nota denominada ¡Ni “chinitas” ni a la venta”, resumió el contenido del controvertido dialogo, así: “Preguntó en cuánto podía comprar a una “chinita” en la Alta Guajira; si era cierto que tenían vello púbico y si se quedaban quietas mientras practicaban sexo”. Y seguidamente remata: “Esta clase de expresiones nada tienen que ver con la cultura”(ver El Tiempo, edición electrónica, del 31/5/2020).

Por otra parte, en una entrevista que concedió al diario AL DIA, desde Valledupar, el cuestionado humorista, que es un adulto mayor de la franja de los 70 años, asumiendo su defensa acepta que: “Quise hacer una entrevista de humor, pero me salió mal el chiste”(ver edición del 31/5/2020).

Como es evidente todas las citas a las que he aludido, anteriormente, están referenciadas a un indebido uso del lenguaje hablado y gestual de los protagonistas del video y de la instrumentalización de la población femenina de la etnia guajira. Es entonces no solo la degradación del lenguaje, sino la desvalorización o corrupción de una cultura predominante en el Caribe. 

El lenguaje como vehículo de comunicación humana define a la civilización. Es la superación de la barbarie. Tanto que en esa evolución de la civilización, la humanidad ha creado y desarrollado, culturalmente, lenguajes como el mímico, oral, escritural, digital y el que genera la inteligencia artificial actualmente. 

Por ello creo, salvo mejores consideraciones, que los auto-llamados “cultores” o divulgadores de la cultura caribe, no tienen la suficiente inteligencia lingüística para discernir entre un “mal chiste” y la discriminación de seres, como las mujeres wayyu, por su condición étnica o de raza, lo que estamos patrocinando, en el fondo, es el empobrecimiento de nuestra cultura.

Que un “mal humorista”, que es el que hace chistes malos, a esta altura de su vida pública, “yo tengo 26 años de estar en los medios…”(ver AL DIA. Pág. 15 del 31/5/2020), no comprenda que a la mujer, no importa su condición, se le debe respetar. “No se puede ofender, ni con el pétalo de una rosa”, como enseña el adagio popular. Ese irrespeto no tiene justificación alguna. De ahí la reacción de autoridades y de la opinión.

Pero ello, ese controversial episodio, indica que cultural y educativamente andamos mal.  Un colombiano con 26 años de radio DEBE SABER lo que está consagrado en el artículo 43 de la Constitución Política. Esa norme dice:

“LA MUJER Y EL HOMBRE TIENEN IGUALES DERECHOS Y OPORTUNIDADES. LA MUJER NO PODRÁ SER SOMETIDA A NINGUNA CLASE DE DISCRIMINACIÓN…”.

Se puede exigir más claridad constitucional? Ninguna clase de discriminación se puede cometer contra la mujer. Ni un mal chiste. Chistes malos que según su autor ha venido publicitando durante 26 años de vida radial. De ahí que enfatice que al no tener un lenguaje apropiado, al corromperlo, los que estamos propiciando es la destrucción sistemática de nuestra cultura caribe. Agenciar el machismo en medios y redes lo que estamos es aceptando que existen dinastías abusivas y siervos y esclavos.

La Constitución Política no acepta discriminaciones, ni dinastías, ni degradaciones. Y menos comercio sexual bajo el criterio que “la pernada” es una costumbre ancestral. Costumbre que hay que erradicar.

Toca agregar que nuestra cultura caribe ha dado innumerable muestras de su grandeza. Y esto lo afirmo contemplando, desde la claridad del trópico, la inmensidad de los Tajamares de Bocas de Cenizas, punto de encuentro del mar y del río, que permitió que la civilización occidental y oriental, ingresara al interior de nuestro territorio andino. Por ahí pasó “La otra raya del tigre”, como lo relata Pedro Gómez Valderrama.

Y así como debemos tener memorizada el alcance social del artículo 43 constitucional, es bueno recordar algunos de los aportes de insignes hombres y mujeres caribe a la grandeza de la cultura colombiana. Recuerdo unos:

Rafael Carrillo, cesarense, fundador de la Facultad de Filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. Le consideran el padre de la filosofía moderna colombiana;

Julio Enrique Blanco, barranquillero, fundador de la Universidad del Atlántico. Traductor de Inmanuel Kant;

Luis Eduardo Nieto Arteta, atlanticense, escribió la más completa historia de la economía del café. Su libro sobre la historia y economía de Colombia es un clásico de las ciencias sociales;

Gabriel García Márquez, magdalenense, premio nobel de literatura. Considerado par de Miguel de Cervantes Saavedra;

Rafael Escalona, vallenato, Gabo confesó que su novela Cien Años De Soledad es un canto vallenato de Escalona de 300 páginas;

Hector Rojas Herazo, sucreño, autor de novelas, poesía y pintura de talla universal;

Shakira, killera, sin parangón en el concierto musical;

King Lámbele, bolivarense, campeón sin discusión, y

Edgar Rentería, ñero, con una historia imborrable en el béisbol de las Grandes Ligas.

Y se me detienen en la memoria otros nombres y otras historias que han definido los grandes aportes del Caribe a la cultura nacional y universal, en todas sus manifestaciones. Todos esos verdaderos cultores han enriquecidos, con vida y obra, la cultura humana, al reconocer  las raíces de la tierra donde nacieron y educaron.

Ese es el sentido que debemos aprender. Si degradamos nuestro lenguaje diario, y a diario, debemos comprender que, consciente o inconscientemente, estamos denigrando de la cultura que exige no discriminar por ningún motivo a los mujeres. 

Y la mejor sanción que debe recibir un mal cuenta chismes es apagar el transitar o borrar el video. Lo malo no se puede compartir. Es propagar la ignorancia y la vulgaridad.

Próxima. redes sociales vs medios de comunicación. a propósito del conflicto twitter vs Trump.

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