¡Los libros, otra vez!, Los libros a propósito de “Leer es resistir”

Radiografía del oficio de escribir

Una vez que tienes un tema que es LA PROPIA VIDA es difícil ir hacia la ficción“. Milena Busquets

Créanme: a mí me salvan los libros. O mejor, vivo por los libros. En estas afirmaciones de madrugadas y en solitario, no niego ni a nadie de lo que la vida me ha regalado: mis padres, mi abuela, mis hijos, mis nietos. Las musas fugitivas. No niego nada. Todo lo reivindico. Me lo creo. Lo reconozco. Cada día saludo a la vida: la mía, la de los míos y la de muchos con los que con-vivo. Pero, permítanme repetirlo, sin los libros no fuese quien soy: un amante fiel del vivir bien. La vida de cada lectura. Desde los periódicos de cada  día hasta la de libros que busco, con paciencia de albañil (ladrillo trás ladrillo), en super-mercados y librerías de sardineles o de vitrinas. Como no confesarlo. Me gustan los libros como me en-cantan las mujeres generosas. El testamento de vidas recibidas. Las leídas y las compartidas.

Entonces, he ido viviendo, existiendo, en la medida en que he ido leyendo libros y edificando, recíprocamente, amores maduros, como frutas de tiendas o de esquinas. Cálidos. Tropicales. Sudorosos. Tranquilos. Los libros en mi vida, entonces, son amores…de pieles y de sueños…cumplidos. He tenido todos los libros que he querido, así como he querido todos los amores que he tenido. Vida en cuerpo y en espíritu. Sanguínea. Racional. Reconocida. Responsable. Amada. Gozada como el Carnaval de Celía y el de Killa-Linda.

De dónde a cuando redacto esta confesión pública, libre, voluntaria, sin tremendismo y cierta. ¿La puedo suscribir, como testamento, ante notario o juez de familia? Desde que decidí, en el alba submarina, comprar el libro de Mario Mendoza “leer es resistir“(Editorial Planeta), luego de disfrutar una entrevista suya publicada en el diario El Tiempo (29/7/22). La literatura de Mendoza no me atrae, pues soy lector de estudios y de cariños por autores y temas. Mis lecturas son pasiones secretas y declaradas; por lo que me resistí a comprar el libro cuando lo vi en la librería, muy a pesar que me seducía el título: “leer es resistir”. Solo las declaraciones y la madrugada de Agosto me convencieron. Lo compré. He aquí, entonces, mi lectura.

El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida, todo lo demás“. Italo Calvino___

Foto: Proporcionada por el autor de la columna.

Entonces, he ido viviendo, existiendo, en la medida en que he ido leyendo libros y edificando, recíprocamente, amores maduros, como frutas de tiendas o de esquinas. Cálidos. Tropicales. Sudorosos. Tranquilos. Los libros en mi vida, entonces, son amores…de pieles y de sueños…cumplidos. He tenido todos los libros que he querido, así como he querido todos los amores que he tenido. Vida en cuerpo y en espíritu. Sanguínea. Racional. Reconocida. Responsable. Amada. Gozada como el Carnaval de Celía y el de Killa-Linda.

El libro “leer es resistir” es la historia, en tres capítulos, del cómo Mario Mendoza se hizo escritor. Como una auto-biografía. Como una auto-entrevista. O mejor, un auto-reportaje. Él cuenta y se cuenta así mismo cómo de lector se convirtió en escritor. Tanto que el texto es un thriller: Una novela. De la vida propia con episodios y personajes de la vida nacional, del mundo de la literatura, el teatro, el cine y otras bellas artes. Me parece un caleidoscopio del mundo de mi generación: la de mitad del siglo pasado.

Los capítulos del libro se titulan, en su orden, así: bordes, pasadizos y extramuros. El prólogo se denomina el mutante solitario. Y el epílogo los orígenes de satanás. Tiene 301 páginas, a lo largo de las cuales el autor alude a detalles de su vida y de diversos “personajes” que habitan su mundo literario, en el que se ha destacado como escritor de “novela negra” a lo colombiano. O mejor, a lo bogotano. 

A mi interés lector en bordes hay relatos agradables e ilustrativos de la vocación literaria de Mendoza. Los de pasadizos son historias más duras que denotan, con sortilegio y misterio, la temática de la novelística del narrador de academia. En extramuros desarrolla crónicas de la vida real y/o real vida, recordando personas y actos que le nutrieron sus investigaciones literarias y de escritor con demonios de carne y huesos y de ficción. El epílogo es la radiografía o desnudez de la novela “Satanas”, ganadora del Premio Biblioteca Breve.

Cuando avanzaba la lectura, al alba, del libro de Mendoza, en los textos del último capítulo, me encontré en Youtube un video con el mismo título: “leer es resistir“, que recoge una simpática disertación “recitada” del escritor y periodista mexicano Benito Taibo, en la que hace un llamativo, como acoctelado, viaje por personaje, autores y situaciones de obras literarias, que es, en el fondo, el mismo viaje personificado que hace Mario Mendoza en este libro auto-biográfico y manual del oficio de escribir. La charla del manito la cierra la frase: leer es resistir.

Ciertamente leer es resistir. Resistir la realidad que nos tocó vivir. Una realidad agreste, pero feliz. Feliz en la medida que nos brinda tener, en mi caso, un libro en mano. Hoy digo que sin mis libros habría sido: o guerrillero “dado de baja” o seminarista de ojos de miel. Y no el abuelo enternecido y jubiloso que soy. Por eso la confesión inicial: los libros me salvan la vida. Mi fidelidad a ellos sigue intacta  desde los siete años, cuando me hice sonámbulo por buscarlos. Por tenerlos siempre conmigo. Por ello y sin cálculos recomiendo la lectura del libro de Mario Mendoza, “leer es resistir”, por hacer novela con la propia vida.

En otras madrugadas volveré a sus páginas para compartir frases que, a lo largo de mi lectura, subraye, por descriptivas y sabias. Es otro libro sobre el solitario oficio de escribir.

La próxima: ¿la pensión de vejez es sagrada?

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