Intentaré organizar un compendio de frases, axiomas, sentencias, (dogmas, incluso) preceptos que son mis verdades por las cuales me he guiado todos estos años, tanto en mi vida personal, como en mi función de cazatalentos; y en cierta forma también son respuestas a preguntas que me hacen personas de a pie, periodistas y entendidos en la materia; en fin, trataré de resumir mi discurso en el ejercicio de mi quehacer y explicar el método que utilizo en la ejecución de ese apasionante trabajo que es detectar, acompañar e intervenir en la formación y proyección de un talento futbolístico:
1)- En mis charlas con los padres de familia y jugadores procuro separarlos para tenerlos mejor visualizados y pido que levanten la mano aquellos que se crean futbolistas en esa sala; como es natural, todos los chicos levantan la mano. Luego pregunto cuántos padres de jugadores de fútbol se encuentran allí acompañándonos y, como es obvio, todos señores y señoras levantan el brazo. Indago luego cuántos padres de los allí presentes tienen hijos en la universidad. Una dama me dice que tiene una hija que estudia derecho y yo le pregunto que si ya es abogada y me dice que no, que apenas lleva el segundo año de la carrera; un caballero me dice que un hijo suyo ya hace quinto semestre de ingeniería, pero que aún no es ingeniero. Les hago caer en cuenta de lo siguiente: ¿Entonces por qué dicen que estos chicos son futbolistas? ¿Quién los graduó?
En el fútbol aficionado no hay futbolistas, -les digo-, sino aspirantes a… están en proceso de… Son como los estudiantes de una carrera. El hecho de que un joven haya cursado unos semestres de derecho o medicina no lo hace abogado o médico. Pasará mucha agua debajo de ese puente antes de que pueda etiquetarse como futbolista (profesional, se entiende) y será la suma de muchos esfuerzos, muchas dudas y realidades. Lo demás son fantasías que se dicen los padres y los chicos para seguir en la lucha. El primer paso para conseguir un sueño es despertar, es decir, bajarse de la nube.
2)- Yo no busco, encuentro. “Juan comodoro buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed.” – Nos dice Facundo Cabral. No puedes estar buscando todo el tiempo, porque a fuerza de tanto buscar terminas por no encontrar. No es necesario caer en rebatiñas por jóvenes prospectos, para todos hay. No existe forma de mirarlos a todos y menos de captarlos a todos. Solo tienes que saber qué es lo que necesita el club para el cual trabajas, no te puedes llevar a todos los buenos. El primer paso es descartar, luego separar y por último escoger. Mi experiencia de tantos años me dice que lo que hay que afianzar es el método. No es el jugador. Los jugadores vienen y van; la clave es encontrar una fórmula que te vuelva un referente, un profesional con ofrecimiento de prueba, un experto que, más que andar en la angustia de cazar un nuevo prospecto, se convierta en un imán de talentos. Que los talentosos te busquen también.
un caballero me dice que un hijo suyo ya hace quinto semestre de ingeniería, pero que aún no es ingeniero. Les hago caer en cuenta de lo siguiente: ¿Entonces por qué dicen que estos chicos son futbolistas? ¿Quién los graduó?
En el fútbol aficionado no hay futbolistas, -les digo-, sino aspirantes a… están en proceso de… Son como los estudiantes de una carrera.
Pero cuando encuentres a alguno que valga la pena, gran parte del tiempo y el esfuerzo tienes que invertirlo en el acompañamiento y mejoramiento del escogido. Obvio, no puedes apostarle todo a un solo número. Debes considerar varias posibilidades, varios candidatos, porque en esa incierta carrera, la mayoría se queda en el camino. Solo aquellos de alma indómita y verdaderamente apasionados por el fútbol, atravesarán esa delgada línea que separa a los jugadores especiales del resto común y corriente.
3)-El proceso de captación y promoción consta de tres grandes momentos: a)-Detección y seguimiento. No es necesario que el candidato detectado sepa que lo estamos siguiendo. Durante ese periodo lo vemos competir y averiguamos datos sobre el chico, con jugadores y técnicos rivales. Cuando vemos que el muchacho mantiene su nivel de calidad técnica y competitiva, pasamos al segundo momento que es b)- acompañamiento e intervención: Hablamos con su entrenador, especialmente para convertirlo en nuestro aliado y que además nos cuente cuál es su percepción sobre el prospecto. Y si está dispuesto (el entrenador) a participar en ese proceso de mejoramiento. Después hablamos con el presidente o dueño del club y por último con los padres y el jugador. La idea es diseñar un proyecto donde todos los que participemos en ese proceso sepamos cual es el roll que debemos desempeñar. Este período puede durar meses, incluso, años, dependiendo de la capacidad de adaptación y aprendizaje del joven. Lo que realmente estamos haciendo es CONOCER al jugador, tanto en su rendimiento deportivo como su calidad y hábitos personales. La idea no es solo presentar a un buen futbolista sino un buen proyecto de vida.
Y c)- La súper- veeduría: este momento ocurre cuando ya el jugador es integrado a la cantera del Deportivo Cali. Serán los entrenadores, el director de D. menores, el psicólogo, la trabajadora social, el director de casahogar y toda la red de apoyo con la que cuenta el club, los que realizan esta evaluación. Durante un año o dos, serán supervisado, sometido a prueba, expuesto a la competencia y a los rigores de la convivencia. Cuando, finalmente, el D. Cali decide adquirir el pase definitivo y pagar los derechos de formación del jugador al club de donde procede, allí se estará cerrando el círculo del proceso de captación, desarrollo y promoción del jugador.
Muy sensato el articulo, así como un equilibrio de quien ama su oficio. Nos hace, el maestro Garizabalo, ver más allá d elo que es evidente.
MIL GRACIAS MAESTRO.
Mr. Smith.
Es una de las tantas lecciones , que este gran Profesor y Persona , deja a quienes quieren seguir la ruta . Es una cátedra de sensatez y humildad para quienes sueñan con llegar a buen puerto en este difícil , competido y apasionante mundo del fútbol. Felicitaciones Profesor.
Claridad, sensatez y cuasiecuanimidad