Propuestas para dar el salto(1)

Suele ocurrir en épocas como estas: Juega mal La Selección Colombia en una Copa América o la eliminan en fase clasificatoria al Mundial y vemos que los programas deportivos se llenan de especialistas, que  comentamos las razones por las que creemos se dio ese fracaso. No entraremos en detalles porque casi siempre repetimos los mismos argumentos. Pero después no se efectúan muchos cambios. Como es costumbre, se intenta arreglar con palabras lo que solo podría resolverse con acciones. Aparecen las acusaciones, las culpas, se duda de ciertas decisiones sospechosas; ¿Quiénes son los verdaderos responsables? A  lo sumo le cortan la cabeza al entrenador (en ocasiones pareciera que lo ponen para eso) y todo queda en el debate. Ingenuamente se espera obtener mejores resultados haciendo lo mismo que siempre se ha hecho.

Presentaremos algunas propuestas desde nuestra posición de observadores privilegiados, como quiera que hacemos parte del sistema del fútbol colombiano. Aspectos que consideramos significativos. Por supuesto que son totalmente discutibles. Compréndannos: son simples propuestas nada más, para debatir, revisar, complementar, desestimar.

Sistema de CAPTACION

Está planteado, en nuestro medio, que los clubes de fútbol profesional se convirtieron hace un tiempo en formadores de talentos para el futbol internacional; la promoción, proyección y venta de jugadores definitivamente pasó a ser una unidad de negocio fundamental para el sostenimiento institucional. Por lo tanto, no debería ser tratada como un tema menor, cosa que con frecuencia ocurre.

Primero, tendríamos que sintonizarnos con lo que se viene haciendo en los clubes  formadores, no digamos de Europa, aquí mismo, en Ecuador no más, Independiente del Valle es todo un modelo. Crear departamentos de captación que sean autónomos, con un jefe responsable de la escogencia, un interlocutor permanente para los veedores y “caza-proyectos” diseminados por todo el país. Este director debe estar documentado, conocer al dedillo cada caso de los jugadores en proceso de observación y se enfocará en los prospectos de tal forma que podrá dar un concepto, lo más autorizado posible, del rendimiento actual del joven, pero, especialmente, de su potencial. Por supuesto, con el apoyo del director de cantera, el entrenador de la categoría y todos sus colaboradores: preparadores físicos y grupo interdisciplinario. La captación no puede seguir siendo solo un apéndice de la dirección de divisiones menores. Es frecuente observar que el director de cantera sea absorbido por un sinnúmero de actividades administrativas y no dispone del tiempo requerido para esta delicada responsabilidad.

Como es costumbre, se intenta arreglar con palabras lo que solo podría resolverse con acciones. Aparecen las acusaciones, las culpas, se duda de ciertas decisiones sospechosas; ¿Quiénes son los verdaderos responsables? A  lo sumo le cortan la cabeza al entrenador (en ocasiones pareciera que lo ponen para eso) y todo queda en el debate. Ingenuamente se espera obtener mejores resultados haciendo lo mismo que siempre se ha hecho.

Siempre se ha dicho que una de las condiciones para realizar con éxito la labor de scouting  es que la persona tenga un don para mirar, cierta aureola que algunos suponen mágica, ese instinto, ese rayo de luz en medio de la tormenta. Se trata de encontrar diamantes en el desierto, una labor dispendiosa y difusa. Cualquiera se puede confundir con el refulgir del sol sobre la arena, cuando muchas veces un diamante no brilla en su estado natural.  Su vocación será fundamental para desarrollar ese trabajo específico. Además, debe gozar de la paciencia, el conocimiento y la intuición para detectar no solo el jugador que es competitivo en el momento (lo que podría resultar evidente para cualquiera) sino tener la capacidad de ver más allá del presente, proyectarse en el tiempo y detectar, con pinzas quirúrgicas, aquellos prospectos que aún no han explotado. Los entrenadores están obligados a obtener resultados evidentes e inmediatos, y, – con toda razón-  escogen  jugadores que ya estén para competir. Por lo tanto, a esos chicos nuevos que se acercan ansioso e ilusionados se les debe dedicar suficiente tiempo de calidad, observarlos en los entrenamientos, en partidos (así sean de prueba), hablar con ellos, conocer cual ha sido su recorrido hasta llegar a ese momento;   preguntar al veedor de la zona algunas claves  que lo pudieran potenciar.  Y más que tener la información, (porque eso lo podría averiguar cualquiera) es saber cómo intervenir en cada caso particular. No existe una fórmula. Cada historia se convierte en una nueva metodología.

Y el muchacho, que ha sido visto en varios torneos y durante varios años, llega a prueba a su categoría y el entrenador anda concentrado en armar su equipo para el próximo partido y no está informado de quién es el que llega. Al final, lo pone unos minutos o lo manda a trotar por fuera de la cancha. Para colmo lo cambia de posición: “Vea, vaya un rato y juegue de marcador”. El chico piensa enseguida, “caramba, si yo nunca he marcado ni las libretas en el colegio”. Supe de un jugador argentino, que anda por estas villas, que cuando fue a su primera prueba en un club reconocido, lo pusieron como juez de línea en el partido de entrenamiento que iban a jugar porque la terna no llegó completa. Por supuesto, cuando llegó a su casa su papá le preguntó: -“Mijo, y como te fue”. –“Superbién, papá”.

Otro tanto ocurre en las Selecciones Colombia de menores: Escogen los entrenadores de turno de cada categoría. Se buscan los jugadores para competir en el próximo torneo. Les toca así. Tienen referencias de  algunos que han tenido la oportunidad de destacarse en torneos visibles o que están vinculados a clubes profesionales,  si es un club del exterior mucho mejor.

Reconocemos el esfuerzo y el profesionalismo de los técnicos que están al frente de los seleccionados, pero no se goza de una estructura formal, una red articulada de información, que pueda construir un registro a largo plazo de los jugadores potenciales para que sea utilizado, independiente de quiénes dirijan, en la conformación de las selecciones. Los que están para hoy y los que estarán para  años venideros. En estas divisiones lo que tenemos es que determinar si el chico tiene condiciones para jugar al futbol, no si en ese instante es mejor que los otros de su edad.

Estamos hablando de proceso y de formación, no se trata de fútbol profesional,  que allá si se mide por resultados. En las menores -se ha dicho tantas veces- los logros tendrían que ser el pulimento y mejoría de los jugadores que van a llegar, unos años después, al equipo de primera. Lo que quiere decir que la evaluación tiene que ser a mediano y largo plazo. Lastimosamente hemos caído en el pecado de emular todas las competencias, desde las más pequeñas categorías, como si fueran las ligas europeas. 

CONTINUARÁ…Segunda entrega: la MENTALIDAD

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