Absoluta indiferencia
Amaneció con un sabor amargo en la boca. En toda la noche el insomnio le ganó al sueño, imponiéndose con su vigilia obsesiva. Las tres veces que fue al baño siempre tuvo conciencia de la hora, acostumbraba a dormir con el reloj en su muñeca izquierda, 12 de la noche, dos, y cuatro y treinta…
