Borges y Saramago en libros de sus mujeres.
“He llegado a la conclusión de que la realidad mata y la ficción salva“.
Javier Cercas.
“…La vida de este escritor no ha podido ser(…)la de una continua ascensión humana”, escribió José Saramago, sin Pilar del Río “por ser la mujer que amo”. Y María Kodama, recientemente fallecida, viuda y albacea de Jorge Luis Borges, escribió que “Esa llama hecha de amor, de lealtad, de pasión que una vez compartimos, sigue viva en mí”. Ambas declaraciones reposan, como epitafios, en las solapas de los libros que las viudas dedicaron a sus “maridos”.
El libro de María se titula: “Homenaje a Borges“(Sudamericana). Y el de Pilar:”la intuición de la isla. Los días de José Saramago en Lanzarote”(Alfaguara). En este la viuda del nobel portugués incluye el capítulo “María Kodoma y Borges“, en el que relata la visita que hizo la argentina a la isla para leer y conversar, ante invitados, sobre las creaciones literarias de quien siempre mereció un Nobel.
Desde que supe de la existencia de ambas publicaciones, me interesé en leerlas. El primero que adquirí, en la librería Nacional de aquí, fue el de la periodista española Pilar del Río, presidenta de la Fundación “José Saramago”. El de la Kodoma(qepd), ex-presidenta de la Fundación de Borges, debí comprarlo, con la complicidad de una querida amiga, por Internet en la librería Lerner de Bogotá. Con su muerte, en un Idus de marzo, la lectura adquirió la actualidad periodística que nos motiva esta reseña: dos viudas recordando a sus difuntos.
“Convendría que cada individuo pensara más en sí mismo y en cómo puede mejorarse, pero no sólo intelectualmente sino moralmente. Eso nos hace un poco falta a todos: tener sentido ético de las cosas. La ética va más allá de la religión. El hombre es ocasionalmente astrónomo, botánico, zoólogo, pero es continuamente moralista. ¿Es decir, en cada momento de su vida está frente a una disyuntiva debo obrar de tal modo o del otro? Y sabe mediante un instinto ético cuando obrar bien”(pag. 90).
A J. L. Borges no le concedieron el nobel dizque porque no rechazó la dictadura, pero esa decisión sueca, de ser cierta, fue injusta, ya que siempre fue un defensor de la libertad. En su libro Kodoma incluye, ¿con el título “qué es la libertad?“ una de sus conferencias. Y en esas páginas transcribe esta declaración del poeta de “Fervor de Buenos Aires“, poemario que tiene, en estos días, 100 años de nacido. De creado:
“Convendría que cada individuo pensara más en sí mismo y en cómo puede mejorarse, pero no sólo intelectualmente sino moralmente. Eso nos hace un poco falta a todos: tener sentido ético de las cosas. La ética va más allá de la religión. El hombre es ocasionalmente astrónomo, botánico, zoólogo, pero es continuamente moralista. ¿Es decir, en cada momento de su vida está frente a una disyuntiva debo obrar de tal modo o del otro? Y sabe mediante un instinto ético cuando obrar bien”(pag. 90).
En su libro Pilar del Río inserta la “Carta universal de los deberes y obligaciones de las personas“, escrita por su marido como respuesta complementaria a la Carta de Derechos. En la presentación Saramago expresó lo siguiente:
“Nos fue propuesta una Declaración Universal de Derechos Humanos y con eso creímos que lo teníamos todo, sin darnos cuenta de que ningún derecho podrá subsistir sin la simetría de los deberes que le corresponden. El primer deber será exigir que esos derechos sean no sólo reconocidos, sino también respetados y satisfechos. No es de esperar que los Gobiernos realicen en los próximos cincuenta años lo que no han hecho en estos que conmemoramos. Tomemos entonces, nosotros, ciudadanos comunes, la palabra y la iniciativa. Con la misma vehemencia y la misma fuerza con que reivindicamos nuestros derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo comience a ser un poco mejor”(pág. 224).
Uno de los detalles que me intereso fue encontrar, en el libro de María Kodama, una amplia reseña de las intervenciones de Borges en el mundo del periodismo, tanto como articulista como impulsor de revistas culturales y literarias, durante toda su vida intelectual. En este aparte titulado: “Borges y el periodismo“, que va de la página 39 hasta la 58, se comenta esa silenciosa pero constante participación de crear y opinar públicamente. De ella extraigo dos frases del poeta como una opinión de su viuda:
1. “Lo que sí conviene tener muy en cuenta es que, lo repito, en Borges la colaboración literaria en el periódico o revista precedió siempre o casi siempre a la composición del libro en que Borges la incluyó. Es decir que, en casi todos los casos, sus libros fueron la recopilación de sus colaboraciones en periódicos y revistas”
2. “Cuando otros no pueden hacerlo yo tengo la obligación de hablar”.
3. “Sólo los imbéciles no cambian de idea“.
Con la reciente muerte, luego de una silenciosa enfermedad, de María Kodoma la herencia de J. L. Borges se ha convertido en un misterio en Buenos Aires, ciudad donde el escritor es estatua de cemento. ¿Quién hereda a Borges?. ¿Los sobrinos de María, el abogado de ella o la ciudad a la que recreó, hace un siglo, en “Fervor de Buenos Aires”? Mientras ese conflicto judicial se disipa, yo sigo descubriendo el Borges de Kodoma y conociendo al Saramago de Pilar. La vida es ficción.