Dónde están mis juguetes?

Dónde están mis juguetes?. Sin duda alguna, la pregunta más frecuente que nuestras niñas y niños plantean en medio del confinamiento que aún vive la humanidad, máxime en cercanías a la navidad, con la firme esperanza qie el
Nuevo año, será mejor.   Sin lograr entender, propio de sus inicios de la vida como actores sensacionales de la Primera Infancia, cuestionan por qué también terminan confinados, para ellos, echados a un rincón sus “maravillosos y preciados tesoros” cuando son ellos los titulares de dichos bienes.

Surge entonces el cuestionamiento, qué tenemos para ofrecerles y se convierte en todo un reto por parte de mamis y papis, tutores y/o cuidadores recurrir a la inventiva, a la creatividad, a convertir el encierro en un espacio para la lúdica, a volver a ser niñas y niños mientras pasamos la hoja y la historia demostrará qué tanto logramos ser recursivos y cómplices de las nuevas aventuras que reclaman nuestros hijos e hijas, en tiempos de la pandemia. Queda a prueba nuestra creatividad.

Es ahí cuando ellas y ellos nos reclaman a través de sus llantos por algunos, caritas tristes en otras y otros, quejas por los más creciditos y me atrevo a incluir a l@s preadolescentes, adolescentes y jóvenes; porque, el juego, aunque parezca exagerado,  en los años dorados es el instrumento de desoxidización de la mente y el cuerpo, para eliminar las toxinas producto del estrés en adultos y que ya empiezan a vivir los y las menores.

Surge entonces el cuestionamiento, qué tenemos para ofrecerles y se convierte en todo un reto por parte de mamis y papis, tutores y/o cuidadores recurrir a la inventiva, a la creatividad, a convertir el encierro en un espacio para la lúdica, a volver a ser niñas y niños mientras pasamos la hoja y la historia demostrará qué tanto logramos ser recursivos y cómplices de las nuevas aventuras que reclaman nuestros hijos e hijas, en tiempos de la pandemia. Queda a prueba nuestra creatividad.

Desde la mirada del Estado obliga a reinventarse, a qué ofrece como responsable del ejercicio y práctica de la garantía  de derechos que tiene la Niñez, reconociéndolos como sujetos de derechos, beneficiarios de una Política Pública,  en medio no sólo de un Día como celebración, 25 de abril, sino en habilidades para la vida, factor determinante en la vida de nuestros pequeños actores; institucionalizada en Colombia en el año 2001, mediante la Ley 724, permitiendo que miles y miles de niñas y niños de más de 600 municipios colombianos disfruten de manera efectiva y real del DERECHO AL JUEGO, aún en medio del escenario de la pandemia, provocada por el nefasto Covid 19, que ya ha arrebatado vidas, que para ellas y ellos se ha robado su otro tesoro a un Padre o una Madre que deja un vacío que ni sus más preciados tesoros, sus juguetes, pueden llenar. Dónde están mis juguetes?; Esta escena, gravada en muchas mentes de nuestras pequeñas y pequeños le dirán a la historia cómo les marca la pérdida, la ausencia de lo más querido en forma que para ellos hoy no pueden explicar; pero, que nosotros adultos sanos, lideres y liderezas, gestores sociales, administradores de la cosa pública, mandatarios locales, Consejería Presidencial Para La Primera Infancia, Señor Presidente y gobernantes a nivel mundial podemos y debemos aminorar, sensibilizando a la población, incluso, debido a los altos indicadores de violencia intrafamiliar y especialmente contra la niñez, como evidencian las fuentes, antes y en medio de la pandemia, recurriendo a dejar huellas positivas, reinventándonos para ser  cómplices a través del juego, la creatividad, la lúdica y la inventiva más allá de los derechos un nuevo estilo de vida. Y a pasar la página….Dios quiera, pronto!!.