La “Psiquis del Poder” o gobierno con ideología

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Gaspar Hernández Caamaño.

¿Serpiente y/o palomas harán la modernidad?

A gobernar y a defender los intereses públicos de un país (mucho más que los intereses personales)NO SE APRENDE DE LA NOCHE A LA MAÑANA. Héctor Abad Faciolince. El Espectador. 10/7/22.

Cortesía

En Barranquilla escuche de Fernando Savater y de él aprendí que: “en democracia todos nacemos con vocación de poder“. Pero, esa posición ética del “animal político” que somos, por naturaleza, sé desfigura cuando la vocación ciudadana se convierte en obsesión, o mejor en ideología.

Bajo esa óptica de la democracia constitucional, que es la del diseño de la Carta Política vigente -o sea, una democracia no de mayorías sino incluyente-, Colombia estrena un gobierno nacional que, para historiadores de periódico es el primero de izquierda, aunque otros, como Oscar Alarcón y Casas Santamaría NO; como tampoco el primer costeño que asume la presidencia de la república, pues el General baranoero Juan José Nieto lo fue anteriormente, tesis del historiador  Gustavo Bell Lemús.

O sea, en la democracia liberal la oposición es opción de poder. El dilema es: ¿cómo ejercer el poder  democrático cuando sé es gobierno? Cómo encarnación de una ideología o cómo enseña el deber ser de la ciencia política?

Estos interrogantes, que son comprendidos como preocupación por amplios sectores de la opinión pública en el país de las “emociones tristes“, no pueden ser objetos de respuestas automáticas, emocionales. Para darlas, si se atreven, hay necesidad vital de guardar silencio frente a los brotes de “la fanaticada” que no sabe diálogar y/o escuchar, sino insultar. Ejemplo: el show “veintejuliero” del Capitolio, lugar ideal para debatir ideas sí existen y no para exhibir desnudeces mentales. No se grita donde la palabra iluminadora es poder.

Intentare cuerdamente responder a esos interrogantes, que se despertaron desde la medianoche del reciente 19 de junio. Para ello debí hurgar en la memoria lectora de la juventud. Y así como recordé las palabras de Savater pronunciadas en el destruido coliseo del colegio Marymount de la 84 de Barranquilla, volví a la biblioteca a buscar las enseñanzas de Norberto Bobbio en “derecha e izquierda razones y significados de una distinción política”(Taurus). 

Escarbe en las lecturas de mis veinte años en la Uniatlántico de la 43 encontrándome con el Lenin de “la enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo”, catecismo de los años 70s. Pero, en La Nacional compré, hace unas tardes para nutrirme con pan fresco, “el arte de escuchar descubrir una creatividad más profunda y plena”(Aguilar) de Julia Cameron (Ericm Fromn tiene un título igual) y desde el Sur vinícula y polar me enviaron “la revolución reflexiva una invitación a crear un futuro de colaboración”(Paidós) de Ximena Dávila y Humberto Maturana.

El cambio no puede ser retórico, de defensa de “la primera línea“, sino cultural. Y en ese orden hay que educar a una juventud que no estudia, sino que se conforma con matrículas gratuitas para vivir movilizándose sin transformación ni formación personal. Es decir, sin esfuerzo individual. Lo que pienso es que el anhelado cambio no puede ser impuesto desde el discurso de la llamada primera línea, sino desde el consenso de todos.

Atrincherado mentalmente con semejante arsenal teórico, fui alimentando mis amaneceres de abuelo, para atreverme hablar respondiendo solo a mis cuatros lectores fieles y vecinos del Alegre Puerto donde anclo los sueños moceriles, aún, que piden explicaciones sobre “cómo ve la cosa política”, profesor.

Comencemos entonces a discernir en soliloquio.

La premodernidad. En el discurso de la noche triunfal, el nuevo Presidente de la República, con suma claridad ideológica, expresó:

“Vamos a desarrollar el capitalismo no porque lo adoremos, sino porque tenemos que superar la premodernidad, el feudalismo (…)”. (Ver El Tiempo 6/20/22).

Sí somos una sociedad premoderna(feudal) cómo vamos a ingresar a la modernidad que nos podría “transformar” en una sociedad capitalista (del primer mundo como dicen los cubanos de la Sierra Maestra), cuando las nuevas autoridades nacionales, por ejemplo: Minhacienda, cree que debemos ser como Dinamarca si vivimos en Cundinamarca; y los nuevos aúlicos Presidenciales (R. Bejarano) piensan que es lo mismo el parlamento ingles que el comportamiento de los nuevos “legisladores” ¿siervos contra la gleba? Por favor, ensayen calladamente una respuesta, sabiendo que el solío del libertador caraqueño: “…quedará ahora en manos de un poderoso líder de la izquierda democrática, el prepotente senador…”(Ver Lucy Nieto de Samper. Para dónde vamos?. El Tiempo 7/15/22).

Entonces, se podrá superar el feudalismo sin adorar el capitalismo, como modo de producción socio-económico, en el mundo actual tecnificado digitalmente y donde los pocos países que, en el Siglo XX, vivieron la revolución comunista (Rusia, China, Alemania Oriental, Cuba) hoy, en el Siglo XXI viven conforme con el capital productivo de riqueza y desarrollo social y económico? No se necesita amar el capitalismo, desde la enfermedad “infantil” del izquierdismo premoderno, para comprender que Colombia debe conservar la propiedad adquirida legalmente e incentivar el trabajo honesto y decente para lograr la paz en el campo feudal donde guerrilla y narcotráfico son quienes gobiernan, aún, a punta de fusil y droga. Además, la guerrilla acepta que trafica con coca y otras hierbas que produce abundantemente nuestro campo no industrializado. Bonanzas!

Por eso, el cambio no puede ser retórico, de defensa de “la primera línea“, sino cultural. Y en ese orden hay que educar a una juventud que no estudia, sino que se conforma con matrículas gratuitas para vivir movilizándose sin transformación ni formación personal. Es decir, sin esfuerzo individual. Lo que pienso es que el anhelado cambio no puede ser impuesto desde el discurso de la llamada primera línea, sino desde el consenso de todos, sabiendo que es lo que los colombianos todos queremos conservar. Ricos y pobres. No con el discurso demagógico de el pueblo, pues esa expresión “pueblo” se hizo masa y degeneró en violencia. En política democrática el lenguaje es otro poder que no se debe confundir. Pueblo no es guachafita. Precísenos.

No puede ser un gobierno nacional del izquierdismo. No debe ser un gobierno ideológico. O de izquierda ni de derecha. Y en este posible conflicto, Bobbio enseñó:

“Guste o no guste, las democracias suelen  favorecer a los moderados y castigan a los extremistas. (…) Quien quiere hacer política día a día debe adaptarse a la regla principal de la democracia, la de moderar los tonos cuando ello es necesario para obtener un fin, el llegar a pactos con el adversario,…”(ver opus cite. pág 11).

Este elogio del viejo Norberto, senador vitalicio del parlamento italiano post-guerra, presumo lo desconoce el senador pereirano, el de “Sin tetas no hay paraíso“, que parece ser el Álter Ego de su “prepotente” tocayo. Sutilezas que me permiten pensar que podríamos estar alimentando no un gobierno de “Pacto histórico“(Acuerdo Nacional), sino disfrazando un “Gobierno de  leyes, por el de un hombre” que, para mí, ha demostrado obsesión de poder. Y desear gobernar a su manera: sin oposición valedera y sin órganos de control democrático. Constitucional. 

Para sostener, epistemológicamente, mi parecer decidí compartir tres breves párrafos del libro de los chilenos Dávila&Maturana del capítulo titulado: “la psiquis del poder“.  Leámoslo lentamente y analícemos su enlazado contenido. 

1o. “Lo que hace caer a tantos en la psiquis del poder no es el poder en sí mismo, sino la “adicción al poder“, la adicción a ser servidos, que es una forma especialmente dañina de la ceguera”.(ver pág. 38. Opus Cite).

2a. “Si en los últimos años hemos visto corrupción y malversación de dinero, debemos preguntarnos cómo actuar, cuál va a ser nuestra conducta, que va a depender de nuestra capacidad de reflexionar y darnos cuenta de que el proceder que hemos tenido no ha sido ético y no queremos seguir en él”(ibidem. pág. 39).

3a. “Soltar las teorías que tenemos y quedarnos con el entendimiento de nuestra historia, sin una ideología rígida que nos diga lo que tenemos que pensar y que decir. Solo así podremos observar las decisiones que tenemos que tomar para generar un bien-estar para todas las personas“(ibidem.pag 47).

Dudo, tengo derecho a dudar, que los duros y todopoderosos nuevos dueños del gobierno nacional, en el legislativo y el ejecutivo, tengan presente en sus reflexiones desde el nuevo poder, las enseñanzas tanto de Bobbio como de Dávila/Maturana, en el sentido de darle entidad ética a la política. Y en vez de intentar “desarmar” el estado social de derecho que es la social-democracia que les permitió ser poder, lo destruyan para elegir como poder la voluntad de un hombre y una ideología. Y dudo por lo que leo en las noticias: todo lo quieren cambiar. Y aunque ganaron, estrechamente, unas elecciones presidenciales, no han demostrado estar preparados para gobernar con cuadros propios. Lo que conllevo al inteligente señor Presidente a moverse hacia: LA politiquería y forjar un arrodillado acuerdo para gobernar con adversarios sin ninguna “Autoridad”. Moral. No se necesita exhibir a nadie. “por sus obras los conoceréis”.

 Concluyo estas, mis calladas preocupaciones y reflexiones,  con las siguientes ideas y palabras de Inmanuel Kant, el filósofo prusiano inspirador de la sociedad moderna:

“La política dice: “sed astutos como la serpiente“. La moral añade (como condición limitativa): “y cándidos como las palomas“(Ver apéndice de sobre la paz perpetua. Paidós. pág. 46). 

¿Quién es la serpiente y quiénes las palomas en el nuevo poder político colombiano? Por lo que lo recomendable es atender la frase del Barón de Montesquieu: “quien tiene poder tiende a abusar de él“. Y la otra enseñanza de la historia de los albores del Siglo XX; la de la Revolución Rusa, que fue un sueño ético de la Humanidad: vivir libres e iguales, concluyó con la dictadura del proletariado y los crímenes de Stalín. La historia es una sabia a no desconocer.

Yo creo que: comenzó el sancocho nacional!!

La próxima: justicia es oral, virtual y digital.

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