¡Estamos graves!
En dos días: lunes 8 y martes 9 de junio, lamentablemente han fallecido 17 personas en Soledad y 35 en Barranquilla por coronavirus. Contagiados en Barranquilla en dos días: 385. En Soledad: 133 Interrogantes: ¿Hasta cuándo tendrá que esperar el departamento del Atlántico, en especial Barranquilla y Soledad para que el gobierno nacional reaccione y reconozca que ya estamos en alerta roja o en calamidad pública?
¿Acaso las personas fallecidas diariamente no son la muestra clara que las medidas o estrategias preventivas han fracasado? Especialmente, ¿Es justo y oportuno que la realización de los exámenes se haga en la población, pero que las tomas de muestras, tengan que ir a Bogotá y son ellos, después de 15, 20 y hasta 30 días, los que entregan los resultados, sabiendo que en cada región o municipio existen empresas serias debidamente autorizadas por INVIMA para realizar dichos exámenes cuyos resultados entregan en menos de 48 horas?
¿Se cuenta realmente con el equipamiento suficiente, en especial: personal médico, salas de atención inmediata, albergues, camas y recursos para contratar personal extra ejecutando el qmonitoreo y el seguimiento permanente de la cadena de contagio? ¿Cómo vamos a asumir los múltiples casos cuando llegue a tocar el pico la curva de contagiados, si los centros hospitalarios y demás adecuaciones ya están copados? Hoy, sólo se cuenta con las nuevas adecuaciones del CARI, gracias a la buena gestión de la gobernadora Elsa Noguera.
Sin embargo, no sería suficiente de acuerdo al pronóstico de algunos médicos especialistas que pronostican una catástrofe sino se toman medidas urgentes, que dependen exclusivamente del gobierno nacional.
¿Es consciente el gobierno nacional que podríamos convertirnos en zona roja de contagio, a pesar de todos los esfuerzos agotados por los mandatarios locales, que se sienten atados y limitados por falta de recursos, en especial SOLEDAD, donde viven más de 500 mil personas que hoy no tienen alimento porque dependían de la economía informal? La bomba social que se nos avecina está a punto de explotar.
Por favor, no deseamos generar pánico.
Nuestra misión en el medio de comunicación nos hace receptores de múltiples angustias de la gente, muy semejante al cubículo de los párrocos en las iglesias. Escuchan todas las dolencias y situaciones críticas de los fieles, hasta reventar en lágrimas, y lo más triste, sin poder hacer nada directamente, para brindar ayuda.
Dios todopoderoso, que pena sentimos contigo.
Perdónanos, y perdona a aquellos que no saben lo que hacen.
Feliz día.
