La Teoría Holístico Configuracional constituye una aproximación epistemológica, teórica y metodológica a los procesos sociales, interpretados como procesos de desarrollo humano, que parte del reconocimiento de que estos procesos en tanto realidad objetiva constituyen espacios de construcción de significados y sentidos, entre los sujetos implicados. Ahora bien, no existe pedagogía sin cerebro, de ahí que sea necesario construir la pedagogía del cerebro, o sea, la Neuropedagogía y la Neurodidáctica, en el sentido de que las estrategias pedagógicas y curriculares deben ser compatibles con el cerebro, deben estar encaminadas a configurar las configuraciones cerebrales y deben contribuir a estimular la creación de nuevas redes y circuitos de comunicación neuronal, que permitan formar a los estudiantes basándonos en los avances de las neurociencias.
El término “compatible con el cerebro” fue acuñado por Leslie A. Hart en su libro Cerebro Humano y Aprendizaje Humano. “El concepto de crear un ámbito compatible con el cerebro, simplemente sugiere que los ámbitos escolares, deben permitir que el cerebro trabaje como naturalmente trabaja – de esta manera potenciándolo – y no que se adapte a un nuevo y ajeno modo de operar – bajando su efectividad”
Crear un ámbito en donde el alumno se sienta emocionalmente bien y pueda desarrollarse como persona es básico y fundamental. Si este ámbito no está creado, no están los cimientos para aprender. Está claro, que la actualización de los máximos potenciales humano sólo es posible, en buenas condiciones, y precisamente una de esas condiciones es el currículo basado en el funcionamiento del cerebro: el neurocurrículo.
Es por ello que no es un error hablar de neurocurrículo, pienso que, en efecto, debemos comenzar a hablar de neurocurrículo, y no sólo hablar sino investigar, diseñar, desarrollar y evaluar el neurocurrículo, e incluso, ¿por qué no?, debemos hablar de neuroevaluación y de neuroclase. Partiendo de lo anterior, es necesario sustentar estas novedosas propuestas en la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador. En este sentido, a partir de la integración de los hallazgos de las neurociencias en estos últimos 40 años y de la aplicación de la Teoría Holístico Configuracional en los procesos educativos y formativos, propongo un nuevo paradigma educativo-formativo, un nuevo modelo pedagógico: la Pedagogía Configuracional, sustentada en la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador y operacionalizada mediante el neurocurrículo.
Es muy difícil examinar directamente los mecanismos que ponen en funcionamiento y configuran nuestros sentimientos, percepciones, recuerdos y pensamientos. El cerebro humano aún es un gran misterio para la ciencia. Aunque se han hecho muchos hallazgos al respecto, todavía existen muchos secretos por develar.
En la actualidad existen mapas y se ha establecido la cartografía del cerebro que muestra los cambios en la actividad cerebral según los estados de ánimo, o las representaciones mentales y emocionales de los seres humanos, sin embargo, aún existen muchas incógnitas sobre la dinámica del cerebro, la configuración de sus estructuras, redes y circuitos, y el proceso mismo de acción cerebral.
Es muy complejo determinar de qué manera interactúan las neuronas, cómo se relacionan, qué acciones de coordinación realizan, cómo se transmiten información entre ellas, qué mecanismos emplean para activarse, cómo se configuran y mediante qué procedimientos se complementan para formar tipos específicos de flujos comunicativos que generen sensaciones, percepciones, pensamientos, emociones, entre otros procesos de la mente. De manera que el funcionamiento del cerebro es aún un enigma en su dimensión configuracional, procesal y dinámica.
A pesar de que se ha avanzado muchísimo en el conocimiento de la dimensión estática del cerebro humano, aún son insuficientes los descubrimientos sobre la dinámica cerebral. Sin embargo, el funcionamiento del cerebro humano desempeña un rol muy importante en la formación de los adolescentes y estudiantes en general, de ahí que, para el psicólogo y el docente universitario del siglo XXI, sea necesario analizar qué es en realidad el cerebro humano, así como los componentes, módulos, dispositivos o configuraciones que lo integran, los sistemas de representación humana y los procesos afectivos y cognitivos asociados.
Al estudio de los procesos afectivos y cognitivos se han consagrado muchos investigadores que difieren por su formación psicológica y por sus enfoques para el estudio de esta área.
En la actualidad, investigadores de los diferentes enfoques y tendencias confluyen en un movimiento en ascenso que trasciende los límites de la ciencia psicológica, por cuanto al estudio y comprensión de los mecanismos de la mente humana que revelan el conocimiento se vinculan otras ciencias como la antropología, la lingüística y las neurociencias. De esta manera, en el horizonte científico actual se estrena un nuevo campo de investigación denominado ciencias de la cognición.
La actividad cognitiva del ser humano comienza con la sensopercepción, pero ésta, así como la memoria y la imaginación no le permite un conocimiento completo sobre los objetos, sujetos y fenómenos de la realidad. El proceso cognitivo que permite al ser humano conocer los aspectos esenciales de esta realidad, descubrir los vínculos reales que en ella existe, así como las leyes que la rigen, es el pensamiento, sobre la base de la información ya obtenida por los procesos cognitivos que le preceden.
Las informaciones obtenidas por el ser humano a través del proceso sensorial y representativo sobre un objeto, sujeto o hecho concreto, pueden ser generalizadas, a través del pensamiento, a partir de los aspectos esenciales y comunes de los objetos, sujetos o fenómenos que pertenecen a una misma categoría o clase.
Mediante el pensamiento pueden aprehenderse las relaciones y vínculos esenciales, generales, invariantes y permanentes entre los objetos, sujetos y fenómenos. Estos conocimientos se corroboran en la actividad práctica, la que desempeña un papel corrector respecto a la actividad racional, comprobando la correspondencia o no de sus resultados con la realidad. En resumen, el pensamiento del ser humano tiene su origen en la interacción sujeto-objeto, que se efectúa en la práctica, pero a su vez, ésta le sirve como criterio de veracidad y en ella se aplican sus resultados.
Partiendo de lo anterior, es urgente e importante promover una educación de calidad, que enseñe a pensar a través de conceptos y no únicamente memorizando datos, ya que no es lo mismo saber o conocer las partes de un todo, que comprender ese todo y poner sus partes en contexto. Asimismo, es necesario estimular el desarrollo y configuración de la inteligencia humana desde el proceso de enseñanza–aprendizaje. Además, desde el momento en que los procesos cognitivos configuran los primeros conocimientos, comienzan a funcionar simultáneamente los procesos y configuraciones afectivas, que se encargan precisamente de apreciar y valorar dichos conocimientos para luego llevarlos a la práctica mediante las habilidades y destrezas, es decir, mediante las configuraciones instrumentales.
Estos procesos afectivos están identificados por los afectos, los sentimientos y las emociones, de ahí que sea importante analizar el rol de las emociones y demás procesos y configuraciones afectivas en la formación humana.
Por otro lado, las actitudes, como configuraciones afectivas, constituyen la generalización de un conjunto de sentimientos ante sí mismo, ante objetos, sujetos, eventos, hechos de la vida o instituciones, acontecimientos, situaciones o problemas. Son disposiciones y/o preferencias conductuales que se manifiestan con los compañeros, con los profesores, con los animales, con la familia, las enfermedades, las etnias y/o el estudio. Por ejemplo, actitud solidaria, cooperativa, actitud machista, actitud ética o actitud de pensamiento crítico.
Las actitudes son expresiones observables de la conducta humana y compendian, sintetizan o evidencian valoraciones por hechos ocurridos de la vida, tales como preferencias por la matemática, la natación, la lectura, la música, el cine o el estudio. Se identifican investigando qué le interesa a los estudiantes. Sin embargo, aunque son procesos observables, no es fácil reconocerlas, ya que, a diferencia del sentimiento, que es singular, la actitud expresa nuestro ser, sus regularidades, de ahí que en el proceso de aprendizaje humano deben participar las tres configuraciones de la actitud: la cognoscitiva (saber), la afectiva (ser) y la comportamental (saber hacer).
Como se aprecia, la educación en la actualidad, como proceso social, la psicología del siglo XXI, como ciencia del comportamiento humano, y la pedagogía del tercer milenio, como ciencia de la educación, tienen ante sí un extraordinario desafío.
Es necesario continuar construyendo la Psicología y la Pedagogía del Cerebro, o sea, la Neuropsicopedagogía y la Neurodidáctica, en el sentido de que las estrategias pedagógicas, didácticas, curriculares y evaluativas deben estar encaminadas a configurar las configuraciones cerebrales y deben contribuir a estimular la creación y configuración de nuevas redes y circuitos de comunicación neuronal, que permitan orientar la formación de los estudiantes basándonos en los avances de las neurociencias. Es por ello que no es un error hablar de neurocurrículo. Pienso que, en efecto, debemos comenzar a hablar de neurocurrículo, y no sólo hablar sino investigar, diseñar, desarrollar y evaluar el neurocurrículo, e incluso debemos hablar de neuroevaluación y de neuroclase.
Las principales organizaciones educativas que se configuran son la familia, la escuela y la comunidad, las tres constituyen una triada configurada, en la que se configuran los mismos sujetos, en un mismo proceso y con unas finalidades comunes.
Es necesario aplicar la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador en la praxis educativa cotidiana. En este sentido, a partir de la integración de los hallazgos de las neurociencias en estos últimos 40 años y de aplicación de la Teoría Holístico Configuracional en los procesos sociales, propongo un nuevo paradigma educativo-formativo, un nuevo modelo pedagógico emergente, alternativo y pertinente: la Pedagogía Configuracional, la cual permite aplicar y se sustenta precisamente en la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador.
La configuración está integrada por los rasgos (conceptuales) y cualidades, como expresiones dinámicas del proceso, que se relacionan dialécticamente con otras cualidades de la misma naturaleza, se integran en un todo que va adquiriendo niveles cualitativamente superiores de comprensión, más esenciales y que constituyen a su vez configuraciones de orden superior.
Las configuraciones constituyen un reflejo subjetivo de la realidad objetiva, cuyo fundamento en última instancia está en las propias regularidades objetivas de esa realidad estudiada que, al ser reflejada en el sujeto y ser empleada conscientemente por éste, permite la comprensión y transformación de esa realidad.
Este nuevo modelo pedagógico emergente, alternativo y pertinente es configuracional, configurador y configurante. Es configuracional porque las categorías y componentes del proceso se configuran en principios didácticos, leyes pedagógicas y relaciones bidimensionales o tríadicas, por lo tanto, inherente al carácter configuracional del proceso de formación humana está lo dinámico, lo constructivo, lo procesal, de manera que las configuraciones no existen como un hecho estático y aislado, no existen como un simple componente o elemento más del proceso, sino que se construyen en su dinámica a través de las relaciones que en éste se establecen.
En este nuevo modelo se configuran las organizaciones educativas, los sujetos, el proceso y las finalidades, todas en torno a la configuración del cerebro humano. Las principales organizaciones educativas que se configuran son la familia, la escuela y la comunidad, las tres constituyen una triada configurada, en la que se configuran los mismos sujetos, en un mismo proceso y con unas finalidades comunes.
Los sujetos configurados son los estudiantes, los padres de familia y los docente universitarios, formando así una configuración tríadica humana en la que cada sujeto cumple roles similares y complementarios en el proceso de enseñanza – aprendizaje, que configura los procesos de aprendizaje, enseñanza y desarrollo humano, los cuales están encaminados a satisfacer finalidades tríadicas configuradas: la instrucción, la educación y la formación. En este sentido, los procesos pedagógicos se configuran en su desarrollo. Estas configuraciones deben ser consideradas como macroconfiguraciones por cuanto cada una de ellas de manera independiente, autónoma y auténtica, más no de manera aislada, configuran otras categorías, componentes, elementos, relaciones y/o procesos que, a su vez, constituyen configuraciones bidimensionales, tríadicas, sexagonales, hexagonales, octaedros, e incluso múltiples.
Lo anterior demuestra el carácter complejo, holístico y configuracional del proceso de formación humana, que no se puede reducir a una simple ilustración y no se agota en un esquema o mapa conceptual.
Este tipo específico de pedagogía es configuradora porque se basa en la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador, que proclama, promulga y difunde un aprendizaje compatible con el cerebro humano, un aprendizaje encaminado a modificar las estructuras afectivas, instrumentales y cognitivas del ser humano, impactando en las configuraciones (áreas, zonas, sitios) cerebrales, creando así nuevas redes y circuitos de comunicación neuronal, es decir, creando nuevas configuraciones y configurando las ya existentes.
El modelo pedagógico propuesto es configurante porque concibe el cerebro humano como una configuración de configuraciones (afectivas, instrumentales y cognitivas) y busca precisamente configurar los afectos, las emociones, los sentimientos, las actitudes y los valores en la cualidad o configuración mayor que moviliza al ser humano y determina su comportamiento: el amor, formando así la configuración afectiva del cerebro. Asimismo, esta configuración afectiva determina la configuración instrumental, integrada por el conjunto de operaciones, acciones, habilidades, destrezas y actos que el ser humano muestra en el desarrollo de su actividad.
Por otro lado, en dependencia de las calidades y cantidades de configuraciones afectivas e instrumentales, así se configurarán también las nociones, conceptos, informaciones, creencias, teorías y conocimientos del ser humano, con sus procesos de memorización, imaginación, pensamiento y creatividad, formando así la configuración cognitiva del ser humano. Es un proceso holístico – configuracional, es decir, totalizador, multidireccional, donde se interrelacionan procesos psicológicos de diversas direcciones (afectivas, instrumentales y cognitivas); en la actividad y en la comunicación, con la intervención de factores propios de la condición bio-psico-social de los del seres humanos implicados, que los hacen particulares, singulares, únicos, especiales e irrepetibles, comunes pero a la vez diversos. Además, dichos procesos se amplían a las relaciones con otras personas, a los restantes procesos sociales, a nivel de la familia, de la comunidad, de la sociedad y a las condiciones contextuales y materiales en que éstos se desarrollan, en el ámbito de la cultura. Cada uno de sus eventos expresa a los que le han antecedido y se expresará en los que le sucederán siendo, por tanto, cada uno de éstos expresión de las cualidades del todo.
Todos estos aspectos y rasgos del proceso formativo hacen de él una compleja y dialéctica totalidad inseparable en su esencia que conduce a la consideración del carácter configuracional, configurador y configurante del mismo.
El carácter complejo del proceso formativo se evidencia por los múltiples movimientos y transformaciones que se suscitan en su desarrollo y dan cuenta de las cualidades del proceso como un todo, y que en su integración determinan el comportamiento del mismo.
El carácter dialéctico del proceso formativo implica reconocer lo contradictorio de las relaciones que en éste se producen y que constituyen su fuente de desarrollo y transformación y hacen de éstas la base del estudio de la realidad objetiva. Ahora bien, en todos los procesos sociales tienen lugar diversas contradicciones que deben ser asumidas por los sujetos implicados. De hecho su carácter objetivo se desarrolla simultáneamente con un profundo sentido personal y subjetivo para los sujetos implicados, lo cual no se puede separar de su valor social.
Es un proceso donde dialécticamente se relacionan, entre otros: lo individual y lo colectivo; el aprendizaje y el desarrollo, lo objetivo y lo subjetivo, lo cognitivo y lo afectivo; lo externo y lo interno; lo intelectual y lo axiológico, lo genético y lo social, lo innato y lo aprendido, la herencia y la experiencia; en fin, en palabras de Lev Vygotsky, lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo; la regulación externa y la autorregulación; todas expresadas en innumerables formas que no son ajenas a la voluntad y actitud de los individuos y grupos, condicionando los avances y retrocesos del proceso de formación humana.
La concepción dialéctica del proceso como una totalidad, frente a la cual se reconoce lo particular, lo singular de los hechos, procesos, fenómenos y sujetos, como abstracciones en un tiempo y un espacio, determina una lógica y un método dialéctico y holístico para construir una representación de éste, basada en sus contradicciones, en la cual, lo más importante es partir de los cambios cuantitativos que conducen a cualitativos, de las relaciones contradictorias, de las tendencias y regularidades de los procesos y sujetos, de las interacciones de todos los aspectos de la totalidad que se construye y reconstruye en un proceso en constante cambio, desarrollo, transformación, modificación y, por supuesto, configuración.
Considerar el carácter configuracional de un proceso significa comprenderlo como totalidad compleja y en desarrollo, a partir del estudio de sus expresiones (diferentes niveles de síntesis de las relaciones que se dan en su interior), y consecuentemente modelarla, intentando desentrañar leyes, categorías, componentes, configuraciones, principios, relaciones, eslabones, actividades, etapas, momentos y procedimientos. De ahí que, según nuestra concepción neurocientífica, la Pedagogía Configuracional es un modelo pedagógico emergente, alternativo y pertinente que estudia la esencia y tendencia de desarrollo del proceso formativo del ser humano, las regularidades y perspectivas del mismo, así como la teoría y metodología para su dirección y orientación, basado en el funcionamiento del cerebro.
La Pedagogía Configuracional, como modelo pedagógico del tercer milenio, tiene un objeto propio, no comprendido en el campo de otros modelos pedagógicos, posee un método holístico, dialéctico y configuracional para abordar la investigación y realización de su objeto: la configuración del cerebro humano, y por último, ha llegado a organizar el resultado de sus investigaciones para constituir un sistema unitario de leyes y principios de carácter general.
El modelo de la Pedagogía Configuracional, reúne las condiciones de un modelo pedagógico por cuanto posee su propio objeto de estudio, su sistema categorial, sus principios y regularidades, que constituyen teorías científicas con un nivel de conocimiento y desarrollo suficiente como para deslindarla de otros modelos pedagógicos, ganar su autonomía e independencia, y ser consideradas como elementos inherentes a un nuevo modelo pedagógico.
El objeto de estudio de la Pedagogía Configuracional es el descubrimiento de regularidades, el establecimiento de principios, la definición de presupuestos básicos y la delimitación de las principales relaciones que contribuyan de una manera científica a organizar, dirigir y estructurar el proceso formativo con el fin de contribuir a la formación y desarrollo integral del ser humano, a la configuración de las configuraciones de su cerebro y la creación de nuevas redes y circuitos de comunicación neuronal.
La Pedagogía Configuracional es un modelo pedagógico que estudia la educación y la formación del ser humano como sistema de influencias organizadas y dirigidas conscientemente con el fin de configurar el cerebro humano.
La formación es la acción práctica encaminada a orientar, canalizar o encauzar la configuración del cerebro humano, en cambio, la Pedagogía Configuracional, abarca el conjunto de teorías, concepciones, enfoques, reflexiones y maneras de concebir la educación y la formación, basada en el funcionamiento del cerebro humano, sustentada en la Teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador.