Perspectivas sobre el amor

Esta columna se ha estructurado de la siguiente manera: comienza con una reflexión general sobre el amor, seguida de diversas definiciones, una taxonomía y una exploración de los puntos de convergencia en torno a su comprensión. Al final, se establece una distinción entre amor y sexualidad. El amor es un sentimiento abstracto y universal que se experimenta de formas diversas por todas las personas. Su interpretación varía según el contexto y la naturaleza de la relación sentimental a la que se haga referencia.

En la Antigüedad, los griegos se dedicaron a explorar diversas formas de entender y explicar el amor, buscando desentrañar sus múltiples dimensiones. Para ellos, el amor podía concebirse como un impulso profundo que lleva al ser humano a desear lo mejor para el otro. En este sentido, asociaron el amor con un sentimiento de afecto intenso e inclinación hacia una persona o cosa, a la que se le desea el bien. A través de sus reflexiones, los griegos reconocieron que el amor abarca no solo una atracción emocional, sino también una dimensión sexual, configurándose como un deseo de compartir una vida en común con otro ser.

El amor, para los griegos, no era solo un sentimiento, sino una necesidad profunda que surge del reconocimiento de la propia insuficiencia. Así, el ser humano, consciente de sus limitaciones, busca el encuentro y la unión con otro ser para alcanzar una plenitud emocional y afectiva. Este impulso hacia la conexión con el otro, tanto en su dimensión emocional como física, se ve como un aspecto esencial de la experiencia humana, que se expresa a través de diferentes formas y grados, dependiendo del contexto y de las relaciones que se establezcan.

En sus cartas a Henry Miller, Anaïs Nin define el amor de manera profunda: “¿Qué es el amor sino la aceptación del otro, sea lo que sea que el otro sea?”. Por su parte, Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito, expresa en un pasaje de Vuelo nocturno que “el amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en mirar hacia afuera, en la misma dirección”. Estas reflexiones coinciden en resaltar que el amor no se limita a una simple conexión emocional o romántica, sino que implica una visión compartida y una aceptación incondicional del otro.

El amor, entendido como una virtud, debe cultivarse a lo largo de la vida y se fundamenta en el ideal del bien común. A través del amor, las personas buscan no solo su propio perfeccionamiento, sino también el de los demás, lo que se traduce en un esfuerzo por convertirse en mejores seres humanos. En su manifestación más pura, el amor implica reconocer y valorar las buenas acciones de los demás, sin caer en la explotación ni el engaño, sino actuando siempre con honestidad y respeto.

El amor es un aspecto fundamental de la existencia humana y, en la antigüedad, fue considerado un quinto elemento o quinta esencia que englobaba todo lo que existe. Así, el amor va más allá de la sexualidad, involucrando también sentimientos profundos que se relacionan con lo que las personas sienten por sí mismas y por los demás. Es crucial señalar que la sexualidad no es lo mismo que la genitalidad: mientras la genitalidad está relacionada con las necesidades naturales del cuerpo, la sexualidad está atravesada por el amor, que le da un sentido más profundo. La sexualidad, entendida como el conjunto de características que definen a los seres humanos, alcanza su máxima expresión en el amor, el cual no solo da inicio a la vida, sino que la motiva y le otorga sentido. Sin amor, la vida se vuelve incomprensible, se paraliza y se torna absurda.

Para los griegos, el amor era el sentimiento que influía profundamente en nuestras acciones, decisiones y estados de ánimo, por lo que propusieron cuatro clasificaciones para intentar abarcar su complejidad. Así, identificaron a Eros, Storgé, Philia y Ágapé como las distintas facetas del amor, cada una representando una forma única de experimentar este sentimiento tan fundamental en la vida humana. Estas categorías permitieron a los griegos comprender y explicar la amplitud del amor, que va más allá de una simple emoción, reflejando las diversas maneras en que se puede amar a lo largo de la vida.

Mientras la genitalidad está relacionada con las necesidades naturales del cuerpo, la sexualidad está atravesada por el amor, que le da un sentido más profundo. La sexualidad, entendida como el conjunto de características que definen a los seres humanos, alcanza su máxima expresión en el amor, el cual no solo da inicio a la vida, sino que la motiva y le otorga sentido. Sin amor, la vida se vuelve incomprensible, se paraliza y se torna absurda.

Eros representa el amor pasional y erótico, simbolizando en la mitología griega el amor romántico, la pasión y la impulsividad. Es el primer paso hacia un amor más profundo y duradero, siempre que se sepa canalizar su intensidad. Este tipo de amor se caracteriza por una atracción física, sexual e instintiva hacia otro ser, y a menudo se asocia con el amor efímero que surge al inicio de una relación, cuando se idealiza el momento y se mezcla el deseo con la atracción sexual. Dado su carácter altamente impulsivo y carnal, el amor de Eros puede llevar a la infidelidad, lo que explica el origen del término “erótico”.

Los griegos asociaron a Storgé con el amor fraternal, amistoso y comprometido, un amor que crece y se fortalece con el tiempo, especialmente en las relaciones familiares y de amistad. Se caracteriza por ser leal y protector, implicando un compromiso profundo y gradual, a diferencia del amor Eros, que es más pasional e impulsivo. Storgé es un amor que se construye lentamente, a través del tiempo y el conocimiento mutuo, y puede surgir tanto entre personas como entre personas y mascotas. Un claro ejemplo de este amor es la amistad que se forja a lo largo de los años, basada en la confianza, el compromiso y la lealtad, así como las muestras de cariño y apoyo entre los miembros de una familia.

Se denomina Philia al amor que existe entre amigos, un amor que trasciende los lazos familiares y se basa en el respeto mutuo, la solidaridad, la cooperación y el compañerismo. Es un amor que busca el bien común y se expresa de manera desinteresada, sin la necesidad de atracción sexual ni pasión, sino en el simple deseo de ver al otro feliz y realizado. Se dice que Philia es uno de los amores más bonitos, ya que se fundamenta en la alegría por el bienestar del otro, sin esperar nada a cambio. Este amor se construye en la confianza mutua y en la capacidad de apoyarse en los momentos difíciles, siendo una de las formas más puras y duraderas de conexión humana.

Por otro lado, Ágape es considerado el amor más puro e incondicional por los griegos. Este amor es generoso, profundo y espiritual, enfocado en el bienestar del ser amado por encima de todo. A diferencia de Philia, Ágape es un amor universal que puede dirigirse hacia personas, animales, la naturaleza o incluso deidades, y se caracteriza por su capacidad de sacrificio. Este amor no busca recompensa ni se ve afectado por el deseo pasional; más bien, está dispuesto a renunciar a la relación si eso beneficia al ser amado. Ágape refleja un amor que es consciente de sus deberes y se entrega de manera completa, priorizando el bienestar del otro sin esperar nada a cambio.

El amor Ágape no busca el placer propio, sino que encuentra su verdadera satisfacción en el acto de dar amor incondicionalmente. Este amor se caracteriza por ser profundamente sensible, tierno, cuidadoso y amable, ya que se basa en el deseo genuino de velar por el bienestar del otro, sin esperar nada a cambio.

Ágape trasciende las necesidades personales y se enfoca en el bien del prójimo, lo que lo convierte en un amor ideal para las relaciones entre hermanos, ya sea en un sentido literal o figurado. Se nutre de lo espiritual, ya que su expresión más pura está orientada hacia la entrega desinteresada y la generosidad. En lugar de buscar gratificación personal, Ágape se satisface al ofrecer amor, apoyo y cuidado, lo que lo convierte en el tipo de amor más elevado y sublime, capaz de crear vínculos profundos y duraderos fundamentados en el respeto mutuo y el sacrificio por el otro.

Para concluir, es interesante señalar un dato curioso sobre la palabra griega Latreuo, que originalmente significaba “amor a los dioses”. De esta raíz surge el término “liturgia”, utilizado en las religiones cristianas para referirse al orden y las ceremonias de culto, y que guarda una estrecha relación con el amor hacia la divinidad, un concepto que hoy podría asimilarse al amor hacia Dios.

En la actualidad, el ser humano necesita integrar el Eros, el deseo que lo impulsa a querer formar parte de una comunidad y amarla, el Storge, que lo convierte en una persona amable y afectuosa con sus semejantes, y el Ágape, para tratar con ternura a todos los demás y hacerlos sentir parte de una gran familia humana, en la que todos somos un eslabón de una cadena fraternal.

Además, debe poseer la Philia, que fortalece las amistades, entendidas como el amor filial expresado entre hermanos unidos por lazos generacionales. Estos cuatro tipos de amor coexisten en nosotros y son los que nos conectan como hermanos, independientemente de nuestras diferencias. La hermandad bajo el signo del amor ha sido, sin duda, el fundamento que ha dado una larga existencia a las grandes religiones de la humanidad, creando una red de unión y solidaridad a lo largo de los siglos.

En esencia una perspectiva del amor puede entenderse como una visión o interpretación personal que cada individuo desarrolla a lo largo de su vida, influenciada por sus experiencias, creencias y valores. Para algunas personas, el amor es una fuerza incondicional que trasciende las dificultades y se nutre de la empatía y el compromiso mutuo.

Para otras, el amor puede verse como un proceso de crecimiento y aprendizaje, en el que la conexión emocional con otro ser humano se construye a través de la comunicación y el respeto, y no solo a partir de la atracción inicial. Además, algunas perspectivas del amor reconocen su carácter dinámico y cambiante, donde el amor no es estático, sino que evoluciona con el tiempo, a medida que las personas se conocen mejor y se adaptan a las circunstancias de la vida.

4 thoughts on “Perspectivas sobre el amor

  1. excelente definición de amor. Abarcante, incluyente y multifacética. Cuestiona aquellas opiniones para las cuales, dentro de una organización fraternal, no se dan las amistades. Pobrecitos!

  2. El amor como categoria representa la construcion de lo real como fruto de las relaciones del ser con las dimensiones naturales y sociales. Se profundiza cuando su comprension articula los saberes como fruto de su nivel en la ciencia, el arte y la cultura.

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