Tapabocas, un artículo de protección que hay que saber usar

El Covid-19 le ha cambiado la vida a la humanidad y una de estas transformaciones es la imposición de un elemento que solo estaba en el imaginario cuando se pensaba en cocineros o en personas que laboran en centros médicos y estéticos: el tapabocas.

Hoy es una pieza indispensable para evitar el contagio del Covid-19 tanto que la Organización Mundial de la Salud ha señalado que salva las vidas de quienes lo usan siempre y cuando se sepa utilizar y se complemente con un buen lavado de manos, de manera frecuente, ya sea con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón y con distanciamiento social.

El alcalde de Soledad, Rodolfo Ucrós Rosales, explicó que “el uso de mascarillas o cubrebocas, como también son denominados, solo es eficaz como medida complementaria al lavado frecuente de manos, el distanciamiento social y el aislamiento preventivo obligatorio”.

El alcalde de los soledeños enfatizó que de nada sirve que consideremos el tapabocas como una prenda de vestir salvadora si no atendemos las principales recomendaciones de prevención, claves para disminuir nuestro riesgo de contagio del virus.

La primera pregunta es: ¿por qué usar tapabocas? Y la respuesta es sencilla. El uso de mascarillas forma parte de un conjunto integral de medidas de prevención y control que pueden limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias causadas por virus, en particular la Covid-19. Sirven también para proteger a las personas sanas (cuando estas las emplean al entrar en contacto con una persona infectada) o para el control de fuentes (si una persona infectada la utiliza para no contagiar a otros).

Se ha comprobado que el virus causante de esta infección se transmite principalmente de persona a persona mediante las gotículas respiratorias y el contacto físico. La transmisión por gotículas se produce cuando una persona entra en contacto cercano (menos de 1 metro) con un individuo infectado y se expone a las gotículas que este expulsa, por ejemplo, al toser, estornudar o acercarse mucho, lo que da por resultado la entrada del virus por la nariz, la boca o los ojos. El virus se puede transmitir también por objetos contaminados presentes en el entorno inmediato de la persona infectada. Así que el tapabocas hace las veces de filtrador.

Está comprobado que no es necesario utilizar tapabocas permanentemente, sino en los escenarios puntuales que relacionamos a continuación:
Si tenemos sintomatologías respiratorias como tos y estornudos.
Si somos cuidadores o estamos en contacto permanente con una persona enferma.
Si pertenecemos a grupos de riesgo como adultos mayores de 70 años, enfermedades crónicas o gestantes.
Si debemos utilizar sistemas de transporte público como buses y taxis.
Si ingresaremos a un lugar de afluencia masiva de personas como tiendas, supermercados, bancos o farmacias.

Saber usar un tapabocas no es tan sencillo como muchos creen, pero primero hablemos de que este ya se ha vuelto en un accesorio personal de uso obligatorio en áreas públicas, que está disponible masivamente en el mercado mundial, dejando volar la imaginación de quienes los fabrican y de quienes los usan, por lo que se encuentran mascarillas con todo tipo de colores y diseños. Desde el tradicional azul o blanco, hasta los coloridos, variopintos, sicodélicos, con mensajes románticos, banderas de países, campañas sociales, ambientales o de solidaridad, patrióticos y hasta con fotografías de paisajes y de personas. También se encuentran a todo precio: desde los que cuestan 2 mil pesos, que son los tapabocas desechables, hasta los de más de un millón de pesos porque llevan diamantes.

Si se le pregunta: ¿sabe usted usar el tapabocas? ¿Qué tanto sabe sobre este? Y no tiene respuestas precisas, le conviene que siga leyendo.

En sus últimas orientaciones, realizadas en junio pasado, la Organización Mundial de la Salud explica que los materiales recomendados para la fabricación de mascarillas eficaces son el polipropileno, el algodón y el poliéster. La celulosa y la seda como últimas alternativas. “La distancia es la mejor prevención que existe. Si no es posible, ¿por qué la tela? porque las mascarillas quirúrgicas deben ser guardadas para el personal sanitario y personas mayores de 60 años con enfermedades crónicas”.

Indica la OMS que las reglas para la utilización de mascarillas son tan importantes como el material del que estén hechas: hay que lavarse o desinfectar las manos antes de colocarlas. Si se usan por poco tiempo -como un trayecto en transporte público- pueden ser guardadas en una bolsa de plástico para volverlas a utilizar. Los tapabocas desechables deben usarse máximo tres o cuatro horas y descartarlos, enfatiza la mencionada organización.

Cómo poner, usar, quitar y desechar una mascarilla según la OMS:
Antes de ponerse una mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cúbrase la boca y la nariz con la mascarilla y asegúrese de que no haya espacios entre su cara y la máscara.
Evite tocar la mascarilla mientras la usa; si lo hace, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cámbiese de mascarilla tan pronto se humedezca. Las únicas mascarillas que pueden reutilizarse- previo lavado- son las de tela.
Las únicas mascarillas que pueden lavarse son las hechas con tela. Las quirúrgicas o médicas no.
Para quitarse la mascarilla: quítesela por detrás (no toque la parte delantera de la mascarilla).
Deséchela inmediatamente en un recipiente cerrado y lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
El Instituto Nacional de Salud asegura que si todos lavamos las manos de manera frecuente, podemos reducir hasta en un 50 por ciento los casos de infecciones respiratorias, incluidas las producidas por el nuevo coronavirus.

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