
La esquina soledeña
No solamente la calle tenía esquinas, el barrio crecía y con él las esquinas por donde andábamos sueltos y al libre albedrío festejando la infancia. Estudiar, jugar, hacer los deberes escolares y cumplir con ciertas obligaciones, nos daba el derecho de salir a la calle, de encontrarnos en la esquina, sábados o domingos; los demás…