
Fiebre de lectura o la confesión de paciente
Leo para dormir. Para dormir bien. Y soñar. Por eso leo a cualquier hora. Del día o de la aurora. Y duermo más de las ocho horas recomendadas, pues duermo las innegociables siestas y desde los desvaneos vespertinos de las brisas del Río, imitando al Dalai Lama. Por eso, leo acostado. Leo: diarios, revistas, libros…