Introducción
Calidad del latín qualitas es el conjunto de <<cualidades>> que constituye la manera de ser de una persona o cosa.
Cualidad es lo que hace que una persona o cosa sea lo que es. Lo que le es propio. El estado natural o adquirido que la distingue; que establece su diferencia.
Aristóteles ha incluido el concepto de cualidad dentro de sus categorías dándole varios sentidos: 1- Como hábito o disposición. 2- Como capacidad. 3- Como algo sensible. 4- Como figura o como forma. Si acogemos el pensamiento Aristotélico lo que cualifica al ser humano es su disposición a la virtud, su capacidad racional, su sensibilidad artística y su singular figura corporal. Categorías muy claras de diferenciación con los otros seres vivos.
Si aplicamos estos criterios de cualidad al ser humano, encontramos que la propiedad específica, única, irreductible que lo distingue, que lo hace ser lo que es, entre todas sus propiedades naturales y adquiridas, es la racionalidad. Las categorías Aristotélicas, arriba señaladas, se reducen a esta propiedad; incluyendo su figura corporal. La naturaleza racional es determinante en el hombre, ha sido elemento evolutivo de influencia poderosa de la constitución antropomórfica que posee.
La calidad de vida como concepto liberal sobre el valor sagrado de la vida humana adquiere vigencia desde la década de los 60, del siglo pasado. Es, hoy en día, referencia importante de la discusión bioética que busca explicaciones a los conflictos relacionados con la manipulación de la vida, en la investigación médica como en la biológica. En contextos tales como: el consejo genético, el proyecto genoma humano, la planificación familiar, el aborto, la eutanasia etc.
Una acotación muy antigua sobre la calidad de vida, la apreciamos en el siguiente fragmento de un poeta griego (anónimo) de la época helenística:
“Supremo bien del mortal es la salud
Segundo, tener bien formada la figura
Tercero, tener riquezas honradas
Cuarto, divertirse con los amigos.”
Criterio de moralidad. En los tiempos presentes la calidad de vida tiene sus primeros antecedentes en una obra publicada en 1920 por los profesores alemanes: Karl Binding y Alfred Hoche, titulada: El derecho de suprimir las vidas que no merecen ser vividas. Los autores formulaban el problema de la siguiente manera: “¿Existen algunas vidas que han perdido a tal punto la calidad de ‘bien jurídico’ que su prolongación no tenga, a la larga, ningún valor, ni para los portadores de esas vidas ni para la sociedad?”
La calidad de vida antes que un concepto intelectual, de raigambre empresarial, es aspiración que yace en el subconsciente de toda persona y en el de la sociedad en general. De allí, su consideración como criterio de moralidad que interesa a la ética. Más que sentirse bien la gente aspira a estar bien. Estar bien necesariamente implica sentirse bien. Estar bien es lo fundamental; porque, no siempre sentirse bien corresponde con la satisfacción máxima de estar bien.
La vida como bien jurídico o como bien moral, aceptada esta última noción como vida buena, merece la mayor consideración y respeto; un patrimonio que vale la pena ser defendido, protegido y lo más importante alcanzado. Es la vida humana al fin y al cabo una inversión cuantiosa que logra su realización dentro de unos criterios socioeconómicos de bienestar, de estar bien.
Cada uno tiene su interpretación personal o su modo de estar bien y lo que puede ser satisfactorio para algunos es insuficiente para otros y viceversa. La historia de la filosofía ha estado marcada en la búsqueda de un modelo de estar bien; de cómo el ser humano logra alcanzar una excelencia de vida que la mayoría de los pensadores de todos los tiempos ha coincidido en denominar Felicidad. Un estar bien o un ser feliz, que, en los últimos tiempos como resultado de la evolución política y socioeconómica, es coincidente con el criterio de calidad de vida.
La vida como bien jurídico o como bien moral, aceptada esta última noción como vida buena, merece la mayor consideración y respeto; un patrimonio que vale la pena ser defendido, protegido y lo más importante alcanzado. Es la vida humana al fin y al cabo una inversión cuantiosa que logra su realización dentro de unos criterios socioeconómicos de bienestar, de estar bien.
Conciencia sobre la muerte. El hambre, la sed, el sueño, el escalofrío y el dolor. Correr, nadar, llorar, danzar, buscar pareja, procrear más un sinnúmero de acciones y reacciones de sostén y protección contra todo aquello que ponga en peligro el proceso vital; son normales actitudes reflejas en algunos casos; impulsiva en otros, pero, común a casi todos los animales que conocemos como instinto de conservación. En el ser humano esta estrategia, estrictamente animal, es moldeada por unos mecanismos superiores de defensa con origen en la inteligencia y la razón encaminados a su supervivencia; para evitar a como dé lugar la muerte. Es el hombre el único ser vivo con conocimiento cierto del futuro, de que va a morir.
Para la preservación de la vida además de recurrir a la fuerza conservadora de los instintos se apoya en el uso deliberado de la fuerza racional que lo impulsa a un deseo de prolongación ilimite de la existencia. Como individuo en particular, y, también, como miembro de una comunidad de hombres, con un innato sentido de solidaridad, en la búsqueda ansiosa de la preservación de la especie. Esta fuerza racional va más allá de la satisfacción de las simples necesidades primarias de comer, beber, dormir, vestirse etc.; para buscar unas altas condiciones de vida que trasciendan lo puramente instintivo y biológico para el logro de unas condiciones óptimas de vida, una calidad de vida.
La paz. Una gran calidad en el estilo de vida es el modelo por conquistar para una efectiva conservación de la vida, con el máximo de bienestar, de felicidad posible. Por otra parte, su vocación comunitaria le exige vivir en paz. Es la paz por su acción contraria frente al poder destructor de lo violento, de lo que atente y ponga en peligro el proyecto de vida un ingrediente insustituible de la calidad de vida. Sin una paz real, efectiva y duradera que a todos envuelva no tiene cabida la noción de bienestar.
Controversia ética. Cuando hablamos de calidad de vida con referencia al ser humano queremos expresar, entonces, la suma de cualidades que lo hace distinto a los otros seres vivos y que por antonomasia se reducen a su propiedad racional. De esta forma la racionalidad como característica específica de la vida humana, es una medida de lo que vale y representa. A mayor o menor racionalidad mayor o menor calidad de vida.
Aquí reside la controversia de carácter ético; tratar de sustentar el respeto que la vida humana merece en contra de su valor intrínseco o sagrado tan solo en una mayor o menor cantidad de racionalidad. Criterio, en la práctica, referenciado con los mismos parámetros de control de calidad establecidos para los objetos y cosas intercambiables del mundo de los negocios que no tienen nada de racionales. De esta manera, la vida humana queda convertida en un bien tasable; con un valor comercial dependiente de su mayor o menor calidad de acuerdo con los mismos estándares de evaluación diseñados para medir los objetos fruto de los procesos industriales.
1 Frosini Vittorio, Derechos humanos y Bioética, Temis, Bogotá, 1997, p. 131
2 Andorno Roberto, Bioética y dignidad de la persona, Tecnos, Madrid, 1998, p.31
Un interesante recorrido filosofico, etico y bioetico, por el tema de la calidad en torno a la vida, en relacion con la moral y la salud.