Introducción
Durante más de cuarenta años, en mi práctica hospitalaria, fui ferviente fanático del Fentanyl para la administración de anestesia general, regional (Peridural) y manejo del dolor como recurso terapéutico último a respuesta negativa de pacientes a los analgésicos convencionales. A partir de la década de los 80 del siglo pasado, su utilización alcanzó gran preponderancia en técnicas endovenosas de anestesia, en la anestesia balanceada en, particular, en boga hoy en día tras el advenimiento de nuevos y mejores anestésicos endovenosos.
El fentanilo fue preparado y desarrollado, por vez primera, por el Dr. Paul Janssen en 1959 bajo una patente de su compañía Janssen Pharmaceutica. Su presentación para uso intravenoso viene en ampollas de 10 c/c que contienen Citrato de fentanilo 0.5 mg. Dosis en adultos (posología común) 2- 50 mcg / kg/ día. Lo conocí en pequeños frascos oscuros de diez c/c, solo o asociado al Dehidrobenzoperidol, con el nombre comercial de Talamonal. Combinación esta de un narcótico más un neuroléptico que servía de soporte a la técnica de anestesia balanceada conocida como neuroleptoanlgesia. En la etiqueta del envase con la advertencia de “uso exclusivo para anestesiólogos”. El Talamonal dejó de expenderse en Colombia años antes de mi retiro de la actividad asistencial en 2010. El Dehidrobenzoperidol o Droperidol de frecuente uso psiquiátrico, se sigue utilizando menos en técnicas endovenosas de anestesia.
ANTÍNARCOTICO. El anestesiólogo antes de aplicar cualquier narcótico por ejemplo: Fentanyl – 100 veces más potente que la morfina y 50 que la heroína – o algunos de sus derivados: alfentanilo, surfentanilo, remifentanilo, debe asegurarse de tener disponible para sortear los efectos colaterales – entre otros depresión respiratoria por su acción sobre el sistema nervioso central o por rigidez torácica (Tórax leñoso) que pueden inducir a paro cardiaco – un antinarcótico: la naloxona, Narcan es su nombre comercial.
Lo que sucede en la actualidad con el uso no medicamentoso, prohibido, de este derivado del opio: “Epidemia del Fentanyl”, la han llamado organismos de salud en los Estados Unidos, se viene dando, de tiempo atrás, con el Flunitrazepam, benzodiacepina conocida comercialmente como Rohypnol y con el clorhidrato de ketamina o Ketalar; para referirme a dos fármacos que fueron de uso rutinario en mi praxis anestésica.
ROHYPNOL. Lanzado al mercado por laboratorios Roche en 1970, es similar al diazepam o Valium, pero 10 veces más potente. Su efecto sedante e hipnótico es tan poderoso que se recomendaba al paciente tomarlo en la cama, listo ya para acostarse y evitar así una caída.
Ha sido usado en violaciones por pervertidos sexuales, porque puede agregarse a la bebida de una persona sin que lo detecte. Un comprimido de 1 mg puede producir efectos por entre 8 y 12 horas. Se le conoce como “Droga del violador”. La víctima no recuerda nada.
Descontinuado en la práctica clínica persiste su consumo con fines criminales y en drogadictos.
KETALAR. La ketamina es un agente anestésico, derivado liposoluble de la fenciclidina (PCP), no volátil que se sintetizó en 1962. En 1965 los laboratorios Parke & Davis comercializan con los nombres de ketalin, Ketalar y ketina.
Los efectos psicóticos de su administración han reducido su uso en la práctica anestésica a casos excepcionales en pediatría. En adultos su aplicación es restringida.
– Tengo vivo el recuerdo de un paciente, campesino, al que administré anestesia disociativa, así se denomina el efecto que produce este medicamento y en la fase de recuperación pedía a gritos una burra. “Quiero una burra, necesito una burra, estoy…” decía descontrolado.
El impacto demoledor, asesino, que está produciendo este opiáceo en la población de los Estados Unidos cuando las muertes en 2021 por consumo inapropiado o sobredosis de opioides, incluyendo al Fentanyl, llegaron a 68.000, según el Centro de Control de Enfermedades, ha provocado que los presidentes Andrés López Obrador de México, Joe Biden de EE. UU. y Justin Trudeau de Canadá se hallan reunido, urgente, el martes 10 de enero, de este año que comienza, en Ciudad de México.
Por lo general su aplicación va acompañada de una dosis de benzodiacepina, Valium, para contrarrestar su despertar desagradable y la espasticidad muscular que produce.
Fue recurso valioso en enfermos de difícil acceso a la vía aérea, ante la carencia del video laringoscopio, para administración de anestesia general sin intubación endotraqueal, ni riesgo de broncoaspiración, en cuanto no deprime la respiración. Quemados en especial.
La ketamina es potente y peligrosa droga que en sobredosis provoca pérdida de conocimiento, coma, convulsiones, derrames cerebrales, asfixia y paro cardíaco. Las alucinaciones que trae consigo estimula su consumo en discotecas y sitios de diversión, sobre todo, entre la gente joven.
FENTANILO ASESINO. El fentanilo en el “mercado negro” es ofrecido en polvo o líquido. En polvo se combina con heroína, cocaína o metanfetaminas para darle forma de pastilla. La presentación líquida se comercializa como aerosol nasal, gotas para los ojos o aplicado en dulces pequeños como chupetas o bombones.
El impacto demoledor, asesino, que está produciendo este opiáceo en la población de los Estados Unidos cuando las muertes en 2021 por consumo inapropiado o sobredosis de opioides, incluyendo al Fentanyl, llegaron a 68.000, según el Centro de Control de Enfermedades, ha provocado que los presidentes Andrés López Obrador de México, Joe Biden de EE. UU. y Justin Trudeau de Canadá se hallan reunido, urgente, el martes 10 de enero, de este año que comienza, en Ciudad de México.
Buena hubiera sido la presencia del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en esa reunión ante el auge que se da, actualmente, de los cultivos de coca y la misma presencia nefasta del fentanilo en nuestras grandes ciudades.
Según el periódico el País de Cali sectores como La Candelaria, en Medellín; Sucre y el Calvario, en Cali; antiguo Ferrocarril, en Armenia, y sitios de consumo en Bogotá tienen su propia ‘calle de los zombis’ que se arrastran sobre el pavimento, caminan sin rumbo con jeringas aún adheridas a su cuerpo o mueren frente a quienes intentan reanimarlos.
“El fentanilo es la droga más letal que haya amenazado a nuestra nación. Está en todas partes, en los 50 estados, desde las áreas metropolitanas hasta las rurales, ninguna comunidad está a salvo de este veneno”, manifestó en una exposición la directora de la DEA, Anne Milgram.
– En septiembre del año pasado, 2022, caminado por el centrode la ciudad de San Diego, California, llamó la atención el gran número de transeúntes, en su mayoría muchachos, deambulando por las calles en estado lamentable: tambaleantes, mirada perdida, hablando solos, andrajosos, zombis parecían. En presencia mía la policía tuvo que cargar con uno de ellos, ante petición de algún ciudadano, por su actitud agresiva en un restaurante. Ese tipo de reacción, de acuerdo con la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos, DEA, se da por el consumo de heroína mezclada con fentanilo sintético.
En Colombia el 3 de agosto de 2022 mezcla letal de fentanilo con heroína fue encontrada en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá. “El fentanilo mezclado con heroína provenía de Nueva York, en Estados Unidos, y tenía como destino el municipio de Itagüí, Antioquia”, señaló la subteniente Jennifer Cruz, investigadora de la Policía Nacional. El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, informó que van “tres muestras de fentanilo identificadas en Bogotá, una en la costa caribeña y otra en la región del Eje Cafetero”.
En nuestro país la venta de sustancias como el fentanilo se ofrece solo a empresas que cumplen requisitos impuestos en la legislación nacional a entidades registradas ante el Fondo Nacional de Estupefacientes o fondos rotatorios y secretarías de salud departamentales, encargadas de realizar todo el proceso de seguimiento. Clínicas y hospitales deben garantizar uso correcto del medicamento ante las secretarías de salud con obligación de reportar cualquier anomalía ante autoridades correspondientes.
Me produce inmensa tristeza pensar que mientras los médicos, los anestesiólogos empleamos estas medicinas como terapia para salvar vidas, otros las utilizan para acabar no solo con la suya sino también con la de su familia y, por ende, afectando a la sociedad en general.