Milagro de la ciencia oftanmológica
Introducción
El cristalino es una de las lentes naturales del interior del ojo que permite enfocar los objetos. Con los años pierde su transparencia y al opacarse impide el paso de la luz, se le denomina “catarata” en estas condiciones. Hipócrates creía que la caída de un “humor” (líquido) que manaba del cerebro hacia los ojos, a modo de “cascada”, formaban las cataratas.
El envejecimiento y algunas enfermedades pueden causar que las proteínas y fibras del cristalino se descompongan y aglutinen; esto produce su opacidad y consiguiente visión borrosa.
Las lentes intraoculares son la opción de tratamiento preferencial para los pacientes con cataratas y otros trastornos refractivos. El extraordinario avance y evolución de la oftalmología ha permitido que uno de los más admirables logros de la ciencia médica moderna, el implante de un lente intraocular, sea un procedimiento rutinario, siendo tan delicado como cualquier intervención que se realice sobre el órgano de la visión.
¡Hoy en día más de 20 millones de lentes intraoculares se implantan en el mundo! Y no es raro que cualquiera de los que, amablemente, tengan acceso a esta crónica puedan leerla porque portan, escondida, en sus ojos esta maravilla de la ciencia médica oftalmológica.
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Sir Nicholas Harold Lloyd Ridley.
1906 – 2001
Stephen Perry, joven estudiante de medicina, observaba a su maestro cuando operaba una paciente de cataratas en el Hospital Saint Thomas en Londres, capital de Inglaterra. Profe, le dice “Es una lástima que no sea usted capaz de reemplazar el cristalino que retira, por otra lente parecida, para devolver la vista a su paciente”.
El doctor Harold Riley, joven oftalmólogo, que hacía la operación se, sintió tocado en su vanidad de cirujano y la amonestación del estudiante lo llevó a buscar la forma de idearse un lente similar al natural cristalino que quitaba a sus pacientes sin tener el correspondiente sustituto.
Tiempos aquellos, de los años 30 del siglo pasado, en que a los pacientes con cataratas sacaban el cristalino y dejaban el globo ocular desenfocado, obligando al paciente a usar gruesas y horrendas gafas. La afaquia inducida (falta de cristalino) obligaba, a la mayor parte de individuos, a usar una corrección óptica de altas dioptrías, incómodas de usar. Unas gafas con lentes que parecían un fondo de botella por su grosor.
Al Dr. Riley la inquietud de su estudiante lo hizo evocar sus sueños de infancia. A la edad de 7 años, el niño Nicolas Harold, tímido y tartamudo, le dijo una vez a su madre que quería ser inventor. De pequeño se la pasaba haciendo juguetes y todo tipo de cosas. Esta natural disposición se manifestó durante su práctica quirúrgica en el Hospital St Thomas de Londres. Un joven trabajador interrumpió, abruptamente, sus actividades por una catarata traumática y un cuerpo extraño intraocular en un ojo. Intranquilo por la condición del muchacho el Dr. Riley planteo, igualmente, con una pregunta la situación a su padre, cirujano oftálmico consultor de la Royal Navy y a su maestro y mentor en el Departamento de Oftalmología del Hospital de Saint Thomas, Sr. A. Cyril Hudson: “¿Qué lindo sería ponerle una lente nueva en el ojo?”
Origen de la lente intraocular
En el marco de la segunda guerra mundial, el 13 de agosto de 1940, Gordon Cleaver partió a una batalla en un Hurricane nuevo. De prisa y confuso, olvidó las gafas del aviador. La cabina, carlinga, del avión, hecha de Perspex (polimetilmetacrilato comercial ) se hizo añicos bajo el fuego enemigo. Sin la protección de sus gafas, perdió la visión por los múltiples fragmentos de metacrilato que penetraron sus ojos. El valiente piloto mantuvo el control y puso el avión boca abajo, que le permitió caerse y lanzarse en paracaídas hacia un lugar seguro.
Cleaver fue remitido al Moorfield’s Eye Hospital en donde quedó bajo el cuidado del Dr. Ridley. Le realizó alrededor de 18 cirugías en los ojos para quitar los restos de Perspex incrustados. Por suerte el ojo izquierdo pudo salvarse. En esta difícil y traumática circunstancia Ridley descubrió que las piezas de acrílico en los ojos de Cleaver no provocaron ningún tipo de reacción inflamatoria. El mismo fenómeno pudo observar en otros pilotos que atendió con cuerpos extraños similares en los ojos.
En 1990, tenía el Dr. Riley 84 años cuando el Dr. Michael Falcon le practicó implantación bilateral de lentes intraoculares en el Hospital St Thomas. Recibiendo así, en vida, el benefició de su propio invento y del procedimiento quirúrgico del que él había sido pionero, con la satisfacción de haber sido intervenido en el mismo hospital en donde efectuó la primera operación de este tipo para beneficio de toda la humanidad.
Teobaldo Coronado
Ridley decidió, tras esta rica experiencia, que era hora de dar respuesta a la inquietante y nunca olvidada pregunta de su estudiante, años atrás.
El viejo amor por inventar juguetes y cosas volvió. Tenía a la mano el material preciso para hacer realidad la lente soñada. Gordon Cleaver y demás pilotos lo habían iluminado. El seguimiento durante años de los restos de Perspex (PMMA) fue el estudio preclínico del material a utilizar.
Reunión secreta
Una tarde de 1948, tuvo una reunión secreta con su amigo John Pike, científico investigador de Rayner and Keeler, empresa de productos ópticos líder en Inglaterra. Hablaron y discutieron sobre la idea de crear un lente intraocular y los principios para su implantación. Consideraron otros materiales como el vidrio y el cuarzo. En cuanto al sitio de implante rechazaron la cámara anterior. El doctor Ridley, quería que el implante estuviera “Justo donde la naturaleza había colocado una lente biconvexa en todo el reino animal… Se prefirió la extracción extracapsular a la intracapsular, más moderna, porque producía un ojo más fuerte con la cápsula posterior intacta actuando como un soporte dentro del globo ocular”.
John Pike convocó a su amigo el Dr. John Holt de Imperial Chemical Industries para fabricarlo con metacrilato puro de alta calidad, el disponible comercialmente no era puro. John Holt aceptó y se fabricó el material, al que denominó calidad clínica Perspex.
Los tres, el Dr. Ridley, el Dr. John Holt y John Pike, acordaron renunciar a cualquier recompensa financiera para evitar que sus colegas alegaran que se trataba de una empresa comercial y ni siquiera solicitaron una patente.
Primer voluntario
Nada fácil fue encontrar un primer voluntario, con catarata unilateral y el otro ojo en buenas condiciones, para culminar semejante hazaña. Al cabo de un año Ridley encontró al candidato adecuado., una enfermera de 45 años, Elizabeth Attfield, que tenía una catarata en el ojo izquierdo. La lente a implantar era un disco simple con una ranura periférica, fabricado por Rayner y Keeler de Perspex CQ, y entregado a Ridley al costo de 18 chelines (<1 libra).
La operación se realizó en el Hospital St Thomas la tarde del 29 de noviembre de 1949. El Dr. Harold Ridley y los técnicos que lo ayudaron a diseñar la LIO quedaron decepcionados porque la paciente tuvo una miopía posoperatoria de, aproximadamente, 18 dioptrías. Meses después, el 8 de febrero de 1950, se realizó una segunda cirugía, en que se retiró la primera LIO y se implantó la segunda.
Ridley y John Pike habían sido demasiado precisos al copiar los radios de curvatura del cristalino humano en su implante, con el resultado de que los dos primeros pacientes quedaron muy miopes. Sin embargo, hicieron los ajustes necesarios con el resultado de que los implantes posteriores solo produjeron anisometropía en el rango de 2 a 3 dioptrías.
Guerra oftalmológica
La LIO nació de la Segunda Guerra Mundial y creó otra guerra mundial en el mundo oftálmico, una guerra que dejó a su inventor maltratado, ridiculizado, abusado y amenazado con litigios, una guerra que vio a muchos grandes nombres de la oftalmología unir fuerzas contra el gran benefactor.
Beneficiario de su propio invento
En 1990, tenía el Dr. Riley 84 años cuando el Dr. Michael Falcon le practicó implantación bilateral de lentes intraoculares en el Hospital St Thomas. Recibiendo así, en vida, el benefició de su propio invento y del procedimiento quirúrgico del que él había sido pionero, con la satisfacción de haber sido intervenido en el mismo hospital en donde efectuó la primera operación de este tipo para beneficio de toda la humanidad.
Ridley vivió en Stapleford, cerca de Salisbury, Wiltshire, Inglaterra, hasta su muerte el 25 de mayo de 2001, a la edad de 94 años.
Sir Nicholas Harold Lloyd Ridley fue nombrado Caballero del Imperio Británico por la Reina Isabel II el 19 de febrero de 2000 como reconocimiento y premio a su formidable carrera científica.
Lecturas
https://iolsonline.com/blog-entry?f_url=breve-historia-de-las-lentes-intraoculares.
https://www.iglaukom.com/lentes intraoculares-un-poco-de-historia/.
https://revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/75/html