El tema dominante hasta los comicios será cuál de los 2 es el más capacitado para recuperar el país.
En la abrumadora avalancha informativa provocada por el coronavirus, y la omnipresencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con múltiples y desaforados anuncios, se deslizó una noticia quizás con un perfil más bajo de lo esperado, pero muy probablemente con una importancia capital si se piensa en el futuro: la virtual nominación del exvicepresidente Joe Biden como candidato presidencial demócrata.
Decimos virtual porque aún falta la convención del partido, que, por las circunstancias actuales impuestas por la pandemia, se tendrá que realizar bajo un formato aún incierto.
Pero con el retiro del enjundioso Bernie Sanders, ya todas las energías del partido del burro están concentradas en el apoyo a Biden, que recaudó 46 millones de dólares el mes pasado, a lo que se sumó el decisivo apoyo del liderazgo demócrata encabezado por el exvicepresidente Barack Obama.
Biden se ha concentrado en la crítica a Trump por su, al menos, polémico manejo de la crisis, y en martillar el mensaje de cuán diferente sería todo si en la Casa Blanca estuviera un demócrata. Ese sin duda será el tema dominante de acá a los comicios de noviembre: cuál de los dos aspirantes –Biden o Trump– es el más capacitado para liderar la recuperación del país tras la ruina que está dejando el covid-19.
Aunque Trump sigue manejando por mucho la agenda informativa, los sondeos se le están volteando de una manera peligrosa para su reelección. En el de un enfrentamiento cara a cara, Biden supera a Trump por unos 8 puntos en varios estudios. Y cuando se les pregunta a los estadounidenses sobre quién manejaría mejor la crisis, Biden vuelve encabezar por entre 7 y 8 puntos sobre el presidente.
El otro as que tiene bajo la manga Biden es la elección de su vicepresidente. O, mejor, de su vicepresidenta, pues suena muy duro Kamala Harris, senadora afroamericana y exaspirante, y aún se tiene la ilusión de concretar el gran sueño de muchos demócratas: que Michelle Obama sea la pareja presidencial. Esto sí sería una verdadera pesadilla para Trump.
Fuente El Tiempo.