Amor, matrimonio y muerte en Savater y Linero sobre la vida de las mujeres de sus vidas

Comentario sobre los libros “La peor parte, memorias de amor”, de Fernando Savater y “amar es ganarlo todo, incluso si no te queda nada”, de Alberto Linero.

La declaración de amor a una mujer que me conmueve cada vez que escucho a Pablo Milanés cantarla es “Yolanda” por los versos que dicen así: 

Si me faltaras no voy a morirme

Si he de morir quiero que sea contigo

Mi soledad se siente acompañada

Por eso a veces sé que necesito

Tu mano

Tu mano

(Eternamente tu mano)”.

Podría, sí me atrevo, hacer un análisis existencial sobre el alcance de cada uno de esos versos y de la necesidad de vivir sostenido por una mano que nos AME. Esa mano para mí ha sido, hago mi eterna declaración de amor, y es la de Ma. Caamaño, mi madre. Pero evoque a “Yolanda” al escamotear, inicialmente, las páginas de los libros: “La peor parte. Memorias de amor” (Ariel) de Fernando Savater, filósofo español y “Mar es ganarlo, Incluso si no te queda nada”(Planeta) de Alberto Linero, ex-presbitero samario, los cuales decidí leer, de principio a fin, por aquella vieja curiosidad de creer que es mejor hablar de amor que del horror, del odio, la venganza Y el NO PERDÓN que no cesa en nuestro país, de novela, consagrado, aún, al “Sagrado Corazón de Jesús”. 

Ambos libros hablan, hablan y hablan del amor en 545 páginas escritas, unas, para declarar un amor…pérdido (Savater) y, otras, un amor…recuperado (Linero). No son, entonces, páginas escritas exclusivamente desde la reflexión filosófica o teológica sobre el amor. Sino los testimonios de dos enamorados más, y no de dos hombres AMADOS por mujeres que evocan. Uno es viudo. El otro un necesitado. La lectura permitió llegar a esa decepcionante conclusión de lector interesado, buceador. Decepción que comparto sinceramente, no sin antes señalar los motivos y los logros que encontré en ambos libros redactados, a mi entender, por exigencias editoriales más que por profusión creativa. Savater y Linero son autores que tienen contratos para escribir libros por producción, no por inspiración. No sólo de pan vivimos. Ambos libros van por segunda edición. O sea, son pan caliente.

Prometí que acometería la lectura del libro de Linero, ya el de Savater lo tenía en capilla, ¿ardiente?, pues me resultó pretensiosa, desde lo intelectual, su promocional declaración de prensa de que:

Yo quiero poner de moda el amor (ver revista Gente Caribe de El Heraldo, del 14 al 20 de agosto pasado). Y al concluir la lectura de “Amar es ganarlo todo…”, de verdad que la declaración es pura y física pretensión publicitaría, para atrapar fieles, ya que el amor siempre estará de moda desde que la humanidad es humanidad creada o evolucionada. Una cosa es vender y otra cosa es permanecer.

De la elegía al sermón.

En la página 205 del texto de Linero, cuando evoca la muerte de su padre, el ex-sacerdote dice:

Entendí la riqueza de esta paradoja de similitud y diferencia cuando, al perder a mi padre recientemente, me hacían eco las palabras del filósofo Fernando Savater al describir la experiencia de la pérdida de su compañera de vida“.

Coinciden en el dolor por la muerte de un ser querido, ambos autores. Aunque comparar el duelo por la muerte del padre con la de la amada no es compatible, es aceptable por lo paradójico. Pero, la muerte de un ser querido que se amó puede considerarse no sólo como una pérdida, sino como una auténtica experiencia de vida, por ser la muerte inherente a la vida. 

Entonces, es claro en esa evocación de Linero a Savater éste escribió una elegía, mientras el ex-cura un sermón. Ambos asumen, como pretexto o motivo de inspiración, al AMOR. En Savater autentico amor por una mujer. Linero sé escuda en una mujer para predicar su amor a dios. Al Dios cristiano al que no le ha dicho ¡ADIOS!. He allí, el sermón y la elegía. En comunión en la añoranza del cuerpo y el alma de una mujer amada y/o enamorada. ¿Es lo mismo ser amado(a) a estar enamorado(a)?. Interrogante que invita a otra reflexión.

No se puede aleccionar a los hombres, solo guiarlos para que se busquen a sí mismos“.

Stefan Zweig.

La difunta Sara, amada de Savater. Foto: Cortesía Gaspar Hernández.

Y bien. Savater escribió su elegía o canción por la muerte de Sara Torres Marrero, la mujer que lo acompañó, generosamente, durante 35 años de su vida, durante los cuales fueron felices. Él la llamaba “pelo cohete“. Ella falleció víctima de un tumor cerebral. Durante el combate clínico a la enfermedad de su amada, Savater, como poeta, la cuidó y vigiló. Repasa las alegrías que vivió con esa amada mujer, que conoció en la universidad y despidió en un hospital. Sara y Fernando nunca se casaron, venían de otras experiencias, pero se amarón como adolescentes. Es decir, como aventureros.  Disfrutaron del amor en vida. Y ese amor se convirtió en inspiración con la MUERTE. La compañía del filósofo a la amada enferma es lo patético del libro que es suficiente con las últimas páginas del mismo. Una crónica de la fatalidad de la vida: morir.

De esa especie de despedida, comparto las siguientes frases de Savater para pintar su amor por la mujer fallecida:

1. “A mí sólo me gustaba jugar, había jugado a la filosofía, a la literatura, a la política, incluso al amor, y había buscado en ella la mejor compañera de juegos”(pág. 216. negritas mías).

2.”Nos alimentábamos con sonrisas mutuas, eran nuestras vitaminas“(pág. 231).

3. “Cuando alguien pretende preparar a otro para la muerte, en realidad es él quien se prepara para verle morir, porque la única muerte para la que podemos hacer preparativos es la que vemos ocurrir, no la que va a pasarnos. En fin, para qué seguir”.(pág. 237. negritas mías).

Al “reverendo” lo sostiene la mano de una mujer. Foto: Cortesía Gaspar Hernández.

.Mientras tanto, el “reverendo” Linero se oculta, a mi entender, en que “colgó” la sotana por el amor de una mujer, de la que no devela identidad civil, para escribir un sermón de 311 páginas, de las cuales las de la tercera parte son las más interesantes para este lector, en profundidad, de libros de papel.

De verdad, lo que me resultó interesante del nuevo y retórico “sermón” del “padre” Linero es la interpretación que hace de la literatura bíblica sobre el matrimonio. O mejor, del concepto amor en el sacramento católico del matrimonio. Esa parte está entre las páginas 183 a la 198, pues las anteriores son, a mi manera, incoherentes y abundantes reflexiones sobre el amor, como si éste fuera una invención de ayer, y no de toda la cultura humana. Mientras seamos humanos seremos seres amorosos. Otro tema de reflexión. O ¿no?

De esas interpretaciones suyas rescato los siguientes párrafos:

1. “Sé que esto choca con algunas definiciones tradicionales construidas desde una errónea traducción e interpretación de la primera carta de Pablo de Tarso a los corintios, y me refiero específicamente al llamado ‘himno al amor” (1 Corintios 13, 1-13), un texto favorito de muchas bodas y de muchas experiencias de formación para parejas cristianas, que se ha entendido como paradigma del amor en el matrimonio sin que haya sido ese su propósito ni su contexto. Pablo no les hablaba a parejas en esa carta, sino a cristianos que necesitaban entender su lugar dentro de un grupo humano que buscaba el sentido de la vida y de la fraternidad en la fe en Jesús de Nazaret”.(Pág. 186. negritas mías).

2. “El “Himno al amor” del capítulo 13 de la primera carta de Pablo a los Corintios es una pieza sublime que debe ser leída e interpretada en el contexto de la estructura de la carta y sabiendo a qué hace referencia. Pablo está hablándole a la comunidad de Corinto sobre los dones, los carismas y esas habilidades que nos permiten relacionarnos y construir unas sanas interacciones, que nos permiten transformar nuestra realidad desde la fraternidad. Desde su óptica de fe está hablando de la manera como nos relacionamos con los miembros de la comunidad. no está hablando de la pareja. leer este texto en la celebración del sacramento del matrimonio no solo es un error teológico, sino en pedirle a la pareja que se comporte desde una realidad que no la caracteriza. Los miembros de una pareja no son hermanos, son amantes“(Pág. 187. negritas mías).

Como puede observarse éstas apreciaciones de Linero del texto bíblico, son valiosas para aclarar que no existe una única y exclusiva interpretación de ese escrito con y como historia

Es el contexto el que le da suficiente pretexto argumentativo a un texto.

No hay comprensión lectora desde la fe o el deseo, sino desde la razón histórica. Eso es la hermenéutica como ciencia. Quien ignora el contexto no interpreta, repite. Es loro. No sabio.

En este punto, entonces, comparto plenamente el argumento del sermón de Alberto. Y me adhiero al mismo “como una estampilla“. Mi entusiasmo lector me conducirá a leer, otra vez, el himno al amor, pues tengo una experiencia judicial con el uso indebido, mala interpretación de una Honorable Magistrada, de esa carta amorosa de la biblia católica. Amén.

Coba final.

Estoy casi convencido que sólo los enamorados escriben declaraciones de amor. Quienes son amados solo se dedican al goce pagano de la dicha de amar siempre a otro ser que lo completa o complementa (Platón en el banquete).

De ahí que el amar sea definido, por las ciencias humanas, como un arte, una capacidad, un deleité, un frenesí. No sólo una emoción que por pasajera solo descubren los necesitados de ser amados.

Entonces, para superar el horror aprendamos a amar también como un derecho inherente, fundamental, de la persona humana para satisfacerlo efectivamente, tal como lo consagra nuestra Constitución Política. Hay que legislar desde y para el amor. 

Acompañemos nuestra soledad de una mano amada, como canta Milanés.

La próxima: Discurso universitario y exigencia constitucional a la enseñanza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *